viernes, 26 de marzo de 2010

Hoy vi morir un hombre


Buenos Aires

Marzo 25

2010

13:15 Hs



Con todo el peso de su cuerpo cayo desplomado en Sarmiento y Rodríguez Peña. En mis ojos paso todo en cámara lenta, un recorrido inmóvil desde su altura hasta la frialdad del mosaico. Un ruido seco y la muerte confundiendo la geografía urbana. Tanta soledad vi en esa muerte, en los ojos de ese hombre anónimo que quedaron abiertos mirando un lateral de pies que lo rodeaban. Tan solo murió ese hombre que no tenía cara de ningún nombre: no era Joaquín, ni Carlos, Ni Raúl, Ni Ricardo, Ni Alberto, Ni Pedro, Ni Juan. Era un hombre sin nombre, sin destino, sin más. No me detuve mucho, pero no fue por miedo ni tristeza; he llorado algunas muertes pero nunca había visto el proceso; ese pasar de vida a muerte me inmovilizo. Ese hombre, minutos antes, había pasado al costado mío, caminando como cualquiera, como yo; respirando como cualquiera, como yo; pensando, soñando, luchando, como cualquiera, como yo… metros después caía: inerte, despojado, sin pensamientos, sin aire, sin sueños, sin luchas como todos; como yo. Metros después una persona moría frente a mí, en una esquina, solo, demasiado solo. Y sentí toda la soledad del mundo, todos los poemas trinaron en mi mente, todas las canciones, todos mis seres queridos y sus ausencias y todas las muertes que uno vive. Hoy vi morir un hombre, como cualquiera; como yo. No me sorprendió su muerte, sino el desesperante y agónico ruido de su caída. En ese horroroso estruendo comprendí mi finitud y en ese momento… tuve miedo.


R.

SE NECESITA CON SUMA URGENCIA...


Me he dado cuenta que me gusta sufrir. Y estoy harto. Estoy harto de ejercer este oficio de recién llegado en la vida del otro. Estoy harto de no construir una historia sólida. Si, sé perfectamente que estas pensando que soy un ciclotímico, un idiota, puede ser; decididamente tenes razón.
Me pregunto por qué L, durante el último mes me quiso ver todos los días. En realidad me pregunto como se hizo espacio entre el espacio de las horas para verme todos los días. Me pregunto que le dijo a su pareja y me pregunto el ¿por qué de la exclusividad de verme a mi?
Me pregunto ¿por qué llega, se descalza y revisa mis bibliotecas buscando un libro para leer?, ¿por que se sienta a mi lado, en el living y me pide que lo abrace y lo bese?
Me pregunto ¿por qué no me usa como un objeto de placer y se va con el alivio del tramposo encuentro concluido?
Me pregunto ¿por qué le gusta hablar tanto conmigo?,¿por qué me cuenta de su familia y me muestra las fotos?
Me pregunto ¿por qué nunca me dice lo que siente y solo me mira, como diciendo algo que no quiero escuchar?
Me pregunto: por qué me mandas diez mensajes por día?
Me pregunto ¿por qué siempre dice: Ufff me tengo que ir!?
Me pregunto si me pensara, si volverá.
Si su aroma a piel seguirá acariciando mi cuerpo.
O si su boca prolongara mis besos.
Definitivamente me estoy enamorando de L. aun sabiendo la imposibilidad de este amor. Definitivamente no puedo dejar de pensarlo una y mil veces en el día: cuando despierto y no esta a mi lado, cuando me voy y no esta su beso, cuando camino y no esta su mano.

¿Vos podrías contestar estas preguntas?, a mi no me da la cabeza. A mi me duele el alma. Hoy necesito alcohol y alguna droga, otra vez necesito escaparme de mí.