domingo, 8 de febrero de 2009

I HAVE FULLY COME OUT OF THE CLOSET -Cap 3- Hacia la Final de la Batalla






La manteca había comenzado a ser partes de las fantasías de las cuales carecía en mi niñez. Luego de aquel episodio trágico en que fui violenta y… placenteramente vejado por una manguera y una vieja harpía (debo confesar que cuando ella me introducía ESO en ESE lugar desconocido para mi, (bueno desconocido como fuente de placer) imaginaba si no hubiese sido distinto con el doctor, aunque mi extrema timidez truncaría cualquier intento de que es médico me meta algo en el culo.
En fin, comenzaba una etapa nueva en mi vida; quería ser normal (quédense tranquilo que algunos años después el concepto de normal cambio rotundamente en mi vida)
Ese día salimos de la pornográfica sala medica y yo sonreía, - De qué te reís? Me dijo mi madre, - De nada, de que me siento mejor!. -Bue, como para no sentirte mejor, casi desalojan el lugar luego de tu visita al baño, pero no entremos en detalles.
En realidad no me sentía muy bien, sólo tenía una rara sensación de placer interior, encima justo que salimos del lugar, también sale el médico que me había atendido: - Y, como va el enfermito?. Yo lo mire mientras un baba densa, transparente, alevosa, escapaba de mi boca. Lo mire con ojos que le reclamaban: - ¿por qué en vez de esa bestia peluda, ordinaria, mal maquillada y desagradable no fuiste vos el bombero que manejo esa manguera? (claro que esto fue un pensamiento ) – Bien doctor gracias. – Bueno nos vemos pichón- me dijo y se fue.


Un calor desmesurado invadió todo mi cuerpo mientra subía a su auto y saludaba con la mano, mientras sonreía con esa cara entre bonachona y sádica. El calor se transformo en algo duro que se levantaba entre mis piernas y mi madre diciendo -Qué simpático el medico, no?. – Si, ma, muy simpático- respondí. -Bueno anda a casa a acostarte que yo voy a hacer unas compras y vuelvo, ¡anda, qué te quedas mirando!. A este altura ya no miraba nada, sólo sentía mi pantalón empapado or algo que no sabia (no te rías pensá que en esa época los de 14 o 15 años éramos unos pelotudos totales que sólo pensábamos que la teníamos para mear).
Llegue a casa, prendí el televisor, y me hipnotizaba viendo como Arnaldo André, trastornaba a cachetadas a Luisa Kuliok en AMOR GITANO. Para mi era el sumun del arte televisivo. Me acuerdo que la Kuliok bajaba esplendída esas escaleras donde vivían; todas vestidita de blanca, cuasi torta de comunión, (por el modelito digo), y él la esperaba abajo y sin que medie palabra PAFFFFFFFFFFF, cachetazo va, PAFFFFFFFFFFF otro que vuelve, la revoleaba por todos lados y nunca nos enterábamos ¿por qué?. No había un puto motivo para tanto golpe!! Si, ella era una tarada que se la pasaba llorando y sufriendo ( bue no es un mal motivo para un correctivo), tenia menos iniciativa que el Chavo del 8 y encima siempre fue la mujer de… en todas sus novelas. ¿No es tiempo de qué la maten en alguna novela ya, en vez de tanto golpe?. Chicas, chicas repiensen los guiones televisivos, saquen a tantas mariquitas que los escriben y tomen la posta.
En fin, mientras miraba alucinado el despliegue de cachetadas, tiradas de pelos, que siempre terminaban en reconciliaciones horrorosa (era una sumisa de mierda en definitiva), observe de reojo una bandeja que explotaba de scons (podía ser tan dañina mi madre de dejar eso a simple vista sabiendo mi sufrimiento interno?, ahora la cago, pensé, me como todo y digo que fueron mi hermanos) . Veía los scons y entre en un estado de ensoñación, me levante lentamente, sólo unos pasos me separaban del sillón y de un futuro orgasmo gastronómico. Mi mano se extendía hacia el placer sublime que me ofrecía esa bandeja, mientras que con la otra abría la alacena para buscar el NESQUIK y hacerme una rica chocolatada (eso si, con edulcorante).
Algo me dijo:- Detente!!, ALTO CARAJO!!! ¿Cuál es nuestra función aquí? ¿estar muriendo achucharrados (mire a todos lados y pensé en la locura como un próximo escape, ¿quién mierda me hablaba?)
Mis hermanos estaban en el colegio, mi madre comprando gansadas (además no se iban a achucharrar ellos, a no ser que yo decidiese hacer un pacto con el diablo y meter sus fotos en el freezer dentro de un frasquito repleto de agua, por negarme sistemáticamente todos los manjares que comían).
No era ninguno de ellos, desde el piso vi, alucinadamente, como el APIO y la CEBOLLA me miraban con cara de asesinos seriales.
Me aparte de los scons, recubiertos de nueces mmmmmm ¡qué rico! Y pensé dos alternativas: dejarme llevar por mi deseo (totalmente orientado a la gula) o por una puta vez, decidirme a encontrar mi cuerpo en… mi cuerpo. Arnaldo le daba una última cachetada a la idiota de Luisa (hasta se podía ver el polvo de arroz volando en la pantalla) y yo decidí empezar a castigarme , con la mirada justiciera del APIO y la CEBOLLA.
Los próximos 30 días de mi vida fueron un trayecto de AGUA, APIO y CEBOLLA. Si, había decidió ser otro (en realidad tener otro cuerpo). Me interne en el gimnasio, hacia natación, corría como descontrolado por los limites ruteros de mi pueblos, gastaba la llantas de la bicicleta de mi hermano y comía APIO y CEBOLLA.
El día número 29 de mi asesina y personal dieta (ALCO había quedado en el pasado), cuando sentí que todos terminaron de almorzar, me acerque a tomar con mi familia aunque sea un puto café. Yo era, en ese momento, la imagen de la protagonista de la LLAMADA 1 ; blanco al limite de la transparencia, la cara chupada, las costillas se podían contar sin necesidad de ir a un libro de anatomía, mi caminar era el de un anciano; pues no tenia fuerzas ni para respirar y nuevamente la voz: -Nene, estas mas flaquito no?, te hizo bien la dieta! – Creo que de no ser por mi hermana que había juntado todo de la mesa agarraba el primer cuchillo a mato y la destripaba en vivo. – Flaquito?! Tenes algún retardo mental mamá?, Ustedes son medios pelotudos? Hace un mes que sólo trago APIO y CEBOLLA combinado con desproporcionadas dosis de litros de agua!!! Adelgace 30 kilos y me decís si estoy mas flaquito?.
Todos enmudecieron, todos miraban el cuerpo del nuevo desconocido que delicadamente se desvanecía y caía sin prisa ni pausa hacia el piso.
Lo único que me alegro la vida, cuando me desperté en un cuarto de la clínica, fue ver a aquel médico que me había echo debutar sexualmente con una manguera; sinceramente sentí renacer. Nunca me entere que, rodeando la cama, estaban todos mi familiares, ya que pensaban que partiría al más allá en cualquier momento (nada más lejos de mis planes).
Turbado, molesto y sin fuerzas, mis ojos se fijaban en el ambo de aquel amoroso medico (bueno en el ambo no, en el pantalón) que dejaba ver una protuberancia ajena y perturbadora para mi.



- Adelgazaste mucho de golpe, estas descalcificado, además tenes las defensas muy bajas – me dijo con su voz de actor porno mientras yo sólo escuchaba.- te gusta así, te gusta así, queres más reventadito!!



- Si, me encanta –
dije yo –



- Qué te encanta? – me dijo mi madre-



- Eh?, nada mamá no me siento muy bien no sé lo que digo – atiné a responder.



- Tendrá que estar hasta mañana por lo menos acá y después vemos – dijo la belleza vestido de blanco y se fue, si antes agregar; - Come algo hoy, yo te voy a preparar una dieta nutritiva.



- Gracias mi… gracias doctor.


Suspiraba, suspiraba e imaginaba que a la noche me visitaría y me diría que estaba perdidamente enamorado de mi, que me llevaría a su casa y me daría una asquerosa sopa en la boca (para mi sería como caviar), me taparía para dormir calentito (viste que el calor quema grasa) y luego me contaría un cuentito para dormirme en paz. Ay si, era tan patético y utópico a los 15 años.
A la noche vino a verme la vieja arpía que me había ultrajado el ano, me dio una sopa horrible de APIO (¿era a propósito?), una pata de pollo (detesto esa parte del ave) y 50 gramos de arroz (sin queso, claro). Agregándole una gelatina con gusto a … como decirlo a nada y me dijo – Bueno dormí bien queridito, cualquier cosa me llamas, ¿si?.
- Gracias Señora-
le respondí amable mientras veía que los cubiertos eran de plástico, de lo contrario esa noche, la clínica se libraba de la perversa mujer.

Luego de cenar me dormí. Por supuesto soñé con el médico. Imposible de reproducir en esta instancia de mi vida aquel sueño.
A la mañana siguiente salte de la cama, me duche, lave mis dientes, me perfume y volví a la cama cual bella durmiente esperando a su príncipe, que por supuesto nunca llego.
Cuando se abrió la puerta de la habitación donde estaba internado, apareció otra vez ella; la inmunda vieja apestosa, maloliente y solterona:



- Te sentís mejor – me dijo- (que te importa pense)



- Y el doctor, no viene? – pregunte-



- No el doctor empezó sus vaciones y se fue con su esposa a Brasil.

Mi mundo comenzaba a desmoronarse; casado, vacaciones, Brasil, islas, cocos . ¿Existiría la posibilidad de que su esposa se intoxique comiendo cangrejos u algún otro crustáceo y el vuelva solo?

Con mis 30 kilos menos, pero una depresión que rozaba el suicidio me fui de la clínica, nada me importaba más que estar bien yo, de cualquier forma, a cualquier precio.
Mi hermano pasó a buscarme en el auto y me llevo a casa. Mamá exultante me dice:- hoy podes darte el permitido, y sabes que te hice?, si! Milanesas con ensaladita de APIO y CEBOLLA.
No respondí ya que mi grosería ocasionaría un escándalo de proporciones bíblicas; podía ser tan hija de puta esta mujer!. Agarre dos litros de agua de la heladera y me fui a mi cuarto: - estoy cansado –le dije. – Pero nene, y la milanesa – expreso mi madre. – Mira las milanesa met….. nada déjalas para la noche.
Me recosté en mi cama pensando en la zunga que tendría puesta aquel doctor que no quise ver más en mi vida. Mientras el olor a milanesas, y el odio al APIO y la CEBOLLA, me transformarían para siempre en otro.