sábado, 25 de julio de 2009

Un sábado...

-Se da cuenta de todo; abre los ojos, me mira y se le llenan de lágrimas, ella sabe R. , pero no habla- me dijo mi hermana por teléfono.
También llore, en silencio, como suele hacerme llorar la cobardía. No podía dejar que mi hermana sienta mi débil voz en el teléfono, tenia que darle fuerzas…-se da cuenta de todo -dijo- y pensé en sufrimiento, en dolor, en la caricia que sentiría acercándose a ese lugar que no conocemos. Pensé en el miedo tremebundo que ella siempre sentía al nombrar la muerte, recordé mis giras maratónicas llevándola por todos los médicos de mi ciudad, de otras ciudades y, sus palabras:
- R. si te dicen que tengo algo malo, decime.

El único error que cometió, que en realidad cometemos todos, es envejecer; ese mirar desde lo presente todo lo lejano, ese dejar asomar cada día todos los recuerdos.
Hacia años que ella miraba todo lejano, a sus padres, hermanos, al retórico y frustrado sueño de ser actriz, a sus hijos y a nosotros que, de a poco, fuimos tejiendo y destejiendo el tramado de nuestras vidas.
Hacia mucho tiempo que en su casa no se sentía el inolvidable aroma a esas tortas maravillosa de nueces y chocolates; acompañadas de interminables tazones de café con leche, hacia tiempo que no se escondía en un placard para asustarnos cuando llegábamos del colegio, hacia tiempo que ya no peleaba con los vecinos cada vez que nos retaban por alguna travesura y hacia muchos veranos que no la veíamos bajo el nogal de su patio esperándonos para tomar mate y que le contemos nuestros “asuntos”.
Hoy me di cuenta que no pudo ver la nieve que cubrió mi ciudad, pero es como si la hubiese escuchado: - Ricar, mira como nevó, no salgas, debe hacer mucho frío, ¡mira si te enfermas!
Hoy murió mi abuela; exactamente una semana después en que mi hermana me dijo que sus ojos lloraban. La llore en silencio, como llore todas mis muertes y siento que hoy morí un poco con ella; que perdí parte de mi historia, de mis años, de mis egoísmos, de mi amor.
Todos, absolutamente, tenemos alguien de quien morirnos, yo no iba a ser la excepción.

Pido permiso para no reír hoy, no es necesario.