viernes, 9 de julio de 2010

Loc@ yooooooooo o loc@ éllllllllllllllllllllllllllll


Si, mis querid@s seguidores y detractores, tengo que empezar a “pensar” estrategias de captación de hombres, no puedo vivir tan equivocado. Estoy pensando que evidentemente fallo yo. Como tengo la esperanza como baluarte las ultimas semanas me dedique (además de trabajar como una zafrera) a conocer “interesantes” personajes que me escribían bellos mensajes.
G. me mando un mensaje (por una página de contactos) un jueves a las 21:15 hs y a las 22:00 estábamos en un bar de Recoleta cenando. 22:45 estaba en su minidepartamento desnudándome mientras él me besaba. 00:20 recuperándonos del desquiciado ajetreo sexual me dice que me quede a dormir con él. 01:30 comencé a escuchar sus ronquidos. 01:40 sus gases. Y a las 05:00, si pegar un ojo me vestí lentamente, le di un beso y me fui. Entre-dormido me dijo: tan temprano? – Si tengo que entregar un trabajo en unas horas y no llego. –Ok, después te llamo. Llegue al departamento, me bañe, tome tres litros de café y 10 bayaspirinas, termine el trabajo y me fui a la oficina. G, no me gusto, sencillamente me fascino: desprejuiciado, amoroso, charlatán, cómico, inteligente y por sobre todas las cosas ¿a quién se lo ocurre invitar a alguien a dormir en la primer cita sabiendo que roncas como un Mamut y te cagas como vaca en viaje?. Eh??? Yo? ME ENAMORE PERDIDAMENTE.
Al mediodía me llamo para decirme que a la tarde salía del trabajo y venia para mi departamento y cerro la frase “quiero dormir todas las noches con vos” NO TE MATA QUE TE DIGA ESO UN TIPO QUE RECIEN CONOCES??. Yo acá ya estaba fusilado de amor.

Llego a casa, me beso aproximadamente 45 minutos, hablamos algunas gansadas del trabajo y me dice: - ya no, pero a fin de año (estabamos en Junio) nos podemos mudar juntos. Pensé en alguna patología severa del pibe, pero me gustaba (me gusta en realidad) tanto que lo deje pasar por alto y le dije: -Puede ser.

Fuimos a camiar.
Gastamos la cama de él.
Destruimos la mía.
Fuimos a exposiciones.
Cenamos y dormimos todas las noches juntos.
Le contó a todos sus amigos de mi existencia.(yo a ninguno por las dudas)
Me presento por cam a toda su familia..
La mamá me dijo: cuídame al nene! .
Etc
Etc
Etc

¿Sabes cuánto duro todo esto? 5 días (decime si no fuimos la Thelma y Lousie gay?) 5 putos y miserables días, todo ¿por qué?: Al sexto día se me ocurre llamarlo por teléfono a la 19 hs para preguntarle: -Venís para casa o voy a la tuya hoy?. Esa simple pregunta disparo un: -Estoy con mis compañeros de trabajo festejando el cumpleaños de X, cómo me llamas para preguntarme esa pelotudes??,sos un invasivo (nunca lo llame, siempre lo hacia él, tres horas antes me había dicho que se estaba enamorando de mi y te recuerdo que 4 días antes planeaba vivir conmigo), seguramente pensás que estoy con otro!!! (ese sería su problema no el mío, mi mente no piensa esas nimiedades) la verdad me hartaste!!
Y me corto
Me corto
Corto.

Absorto, con el tubo del teléfono en la oreja, pensé que era alguna cámara oculta del homofóbico de Tinelli, pero no, fue todo real.
Entre al msn para ver si estaba (no estuvo nunca más, me borro) entre al Factbook (jamás lo encontré, me bloqueo) lo llame (nunca atendió) le mande un texto (también bloqueo mi número celular). En fin anda a la puta que te parió.

La angustia me duro lo que tarde en devorarme una galletitas rellenas de crema de limón que son una delicia, o sea 15 minutos más o menos (si era una lata de medio kilo, ¿cuánto podía tardar?).

A la mañana siguiente, cuando me duchaba ví su cepillo de dientes en el lavabo y sonreí, por cariño y porque el cepillito me venía barbaro para pasar la crema limpiadora a las lamparas de bronce.

Curas quilmeños apoyan el matrimonio del mismo sexo


Emitieron una carta en la que cuestionan el clima de intolerancia, el miedo a la libertad y se preguntan acerca de la "ley natural".



"Preguntas que nos surgen en la situación actual

Ante el surgimiento de temas conflictivos en la sociedad, en medio de los debates, vemos que con mucha frecuencia las voces que se atribuyen a “la Iglesia” aparecen del lado de los que se niegan a “lo nuevo”, los que tienen miedo a la libertad, los que quieren que nada cambie. Es cierto que con mucha frecuencia hay quienes quieren mostrar la “peor cara” de la Iglesia, es cierto que no siempre “lo nuevo” es “lo mejor”, y que caminar caminos de libertad supone andar rumbos que a su vez nos hagan libres. Por eso, como miembros activos y plenos de la Iglesia, un grupo de curas de la diócesis de Quilmes quisiéramos formularnos algunas preguntas. No pretendemos tener todas las respuestas, pero sí creemos que interrogarnos nos ayuda a pensar con libertad y con paz.

1. Ante el clima de intolerancia, y en muchos casos de actitudes verdaderamente dignas de las peores Cruzadas, movidas por preocupantes fundamentalismos bíblicos, filosóficos y antropológicos, nos preguntamos: ¿Se puede seguir afirmando que la homosexualidad es una “enfermedad”, y desde una comprensión prejuiciosa de la misma, condenar tal identidad y sus eventuales derechos civiles? ¿Cuáles serían los argumentos serios, razonables y académicos para sostener semejante afirmación?

2. Ante el planteamiento de que un eventual matrimonio entre parejas del mismo sexo atenta contra la “ley natural”, nos preguntamos: ¿A qué se llama “natural” en estas discusiones? ¿No estará aquí una de las dificultades para poder clarificar este debate? “Ley natural”, “naturaleza”, “orden natural”, ¿no son expresiones a ser revisadas y actualizadas? ¿Pueden entenderse estas expresiones de manera absoluta, fijista y sin la dinámica propia de nuestra condición humana? Si en la historia de la Iglesia se consideraba “natural” el cauce de un río y se impedía canalizarlo, o se consideraba “natural” la esclavitud, ¿no estaremos ante una concepción claramente cultural? La concepción de “ley natural”, ¿no es más propia del helenismo que de la Biblia? Cuando San Pablo afirma que “es natural en el varón el pelo corto” (1 Cor 11) ¿no es esta una concepción evidentemente cultural?

3. En nuestros barrios hay muchos pibes y pibas que nacen y crecen con madres solteras, a cargo de tías y abuelas, de gente sincera que realizando la “función materna y paterna” les garantiza el afecto y el cuidado necesario para la vida. Comedores, hogares o simplemente vecinos y vecinas que hacen gratuitamente más amplia su mesa y su casa, logran que muchos chicos encuentren “familia” (la más de las veces sin su papá biológico y, a veces, hasta sin su mamá biológica). ¿No será necesario revisar el concepto burgués de “familia”, defendido detrás de slogans discriminatorios a la condición homosexual? ¿No han generado los pretendidos “sanos” matrimonios heterosexuales (“sanos” por el mero hecho de ser “hetero”) situaciones disfuncionales, abandono de hijos, abusos y violaciones a la vida?

4. Se ha afirmado que se quiere cambiar “la familia”. ¿No es evidente que “la familia” ha cambiado y sigue cambiando a lo largo de la historia? El modelo que actualmente se defiende, ¿no es propio del s. XVIII y muy diferente de las familias de las comunidades indígenas de América o de África? ¿La familia polígama de “Abraham nuestro padre en la fe” es igual a la familia ampliada en la que convivían no sólo padres, hijos, nietos, sino también esclavos y clientes, como era habitual en el imperio romano? ¿La familia patriarcal en el que la mujer era tenida por “propiedad de” un varón (¿no viene de allí el término “matri monium”?) es igual a la familia en la que una jovencita debe cuidar a sus hermanitos mientras su mamá trabaja porque su papá los abandonó? ¿cuál de todos estos y los muchos otros existentes en la historia sería el término adecuado para hablar de “familia”?

5. Si miramos el Evangelio de Jesús, es evidente que, Reino de Dios y familia son “fidelidades en conflicto” (S. Guijarro). Jesús dedica todas sus energías y entusiasmo a predicar “el reino de Dios”, y relativiza de un modo claro y evidente la familia; ¿no es sorprendente que muchas veces escuchemos y leamos sobre “la familia” como una expresión unívoca y sin relación a la búsqueda de la justicia y la opción por los pobres, propia del Reino? ¿Por qué tantos y tantas “cruzados/as” católicos/as que levantan sus voces y se movilizan no lo hacen para combatir la pobreza, la injusticia, la desocupación, la falta de salud, de vivienda digna, cosas que ciertamente “atentan contra la familia”? Si para Jesús, “el reino es lo único absoluto y todo lo demás es relativo” (Pablo VI), ¿por qué no es “el reino” el grito unánime de los “cristianos” (católicos o no) de hoy?

6. Si la Iglesia en su historia, en su predicación y en sus enseñanzas (Magisterio) enseña que se debe obedecer ciegamente la “conciencia”, y que el ser humano “percibe y reconoce por medio de su conciencia los dictámenes de la ley divina, conciencia que tiene obligación de seguir fielmente en toda su actividad para llegar a Dios, que es su fin” (“Dignitatis humanae”, nº 3) ¿Es posible, a esta altura de la historia, pretender condicionar la acción de nuestros legisladores en su labor parlamentaria con concepciones propias de la cristiandad medieval obviando su legítima libertad de conciencia en temas tan controvertidos? Es absolutamente justo y razonable poder decir una palabra y opinar, pero pretender legislar o que los legisladores “deban” seguir dictámenes eclesiásticos, ¿no es más propio de concepciones de “cristiandad” antes que de respeto y tolerancia democráticas?

7. Algunas voces eclesiásticas han reclamado un “plebiscito”. Siguiendo los propios criterios y argumentos que han enarbolado, ¿se podría plebiscitar la “ley natural”? La apariencia es que consideran que en ese supuesto plebiscito saldría ganadora su posición, ¿lo propondrían de no creerlo? ¿aceptarían un triunfo de la posición opuesta? Si se trata de reconocimiento de “derechos de las minorías”, ¿es sensato o justo proponer semejante plebiscito? ¿Se puede plebiscitar lo que es justo?

8. Si para Jesús el Reino de misericordia, justicia, e inclusión de los desplazados de su pueblo estaba por encima de toda otra concepción y valores culturales de su tiempo (la familia incluida); a la luz del evangelio del Buen Samaritano (cf. Lc 10,25-37) nos preguntamos, ¿cómo podríamos considerarnos discípulos de Jesús sin conmovernos con entrañas de misericordia ante los hermanos y hermanas excluidos del camino de la vida y la igualdad ante la ley? ¿podemos seguir “de largo” sin detenernos a escuchar lo que Dios nos está queriendo decir a través de tantos y tantas que se sienten “explotados y deprimidos” bajo un sistema discriminatorio?

En conciencia, queremos ser pastores según los sentimientos de Jesús, y estas preguntas son las que nos surgen en estos días.

Queremos ser Iglesia servidora del Reino, siempre del lado de los más pobres y sufrientes.



Florencio Varela, 6 de julio de 2010