miércoles, 11 de febrero de 2009

I HAVE FULLY COME OUT OF THE CLOSET - Cap 5 - El grano en la cara; una futura catástrofe


Mauro, Mauro, Mauro daba vueltas en mi cabeza como una calesita. Era compañero mío desde el jardín, éramos inseparables, no hacíamos nada sin que el otro lo supiera. Éramos testigos confesos de nuestras vidas y yo con mis 17 abriles recién cumpliditos y a punto de terminar el secundario me había dado cuenta de algo extrañamente placentero; estaba perdidamente enamorado de Mauro! . Lo veía y mis hormonas escapaban del cuerpo, me hablaba (por teléfono o en vivo y en directo) y mi único e irreprimible deseo era comerle la boca, succionarle la lengua, sacarle diente por diente a mordiscones, dejarlo sin aliento. Cada vez que Mauro venía a casa o iba a la de él, por alguna tarea escolar, simplemente con su: - Hola ¿cómo estas? – mientras me abría la puerta; mi corazón escapaba de mi cuerpo, mi rostro se tornaba en el del protagonista de PSICOPATA AMERICANO, mis manos querían tomar vida propia para ponerlo en pelotas en el quincho de sus casa y sentirme la COCA SARLI en el EL TRUENO ENTRE LAS HOJAS, mientras caíamos poseídos en la piscina.

Bien lamento decirles que nada de eso ocurrió. Los encuentros aburridísimo que teníamos sólo eran para estudiar y analizar los libros pelotudos de la serpiente del MIO CID, ya que Mauro no interpretaba ni siquiera su nombre. Sinceramente a la distancia nunca conocí alguien tan bruto; no sabia hacer el cero con el culo, pero en realidad eso a mi me gustaba (por la cuestión del poder vio?, y ese touch paternalista que siempre existió en mi). Lo que sí le agradezco eternamente eran las horas compartidas que permitían hacer volar mi creatividad sexual hacia su persona, las charlas eran aburridísimas pero eran con él, el Nesquik horrible que preparaba con vainillas!,y la devoción que siempre sentí que me tenía (¿otra vez el poder?).
En fin, yo no tenia la más puta idea de lo que me pasaba, pero creo que a esa edad uno se confunde un poco. Lo que si no me confundía eran las terribles erecciones que tenia durante y después de los encuentros con él. Yo que, de vez en cuando, seguía con los delirios místicos de mi vida como sacerdote, me privaba de terribles pajas ( a veces en realidad no me privaba), pero cuando era NO sentía que el señor me partiría al medio con un rayo cósmico y bajo ningún aspecto quería dejar de ver a Mauro.
Él era como un ADONIS para mí (a les cuento que hoy 21 años Mauro (que se caso, se separo y tienen dos nenes convive felizmente con… Agustín). Qué se yo creer o reventar.

Soy un agradecido a la vida; se ve que gracias a aquel desvirgue anal por parte de la morbosa enfermera, gracias a la cebolla y al apio,y por supuesto a la manteca también! ¡Grande la manteca!; de ser un monstruo pase a ser un cisne, de ser un gnomo, increíblemente, llegue al metro ochenta, mi cuerpo se había desarrollado colosalmente; hasta mi cintura haría palidecer a THALIA, mis ojos azules despertaban un especial atractivo en los demás, mi simpatía era arrolladora, mi carácter apacible y mi autoestima estaba por las nubes, pero mi humildad intacta. ¿Entonces, cómo se imaginaron a Mauro? No, no, error, Mauro era petiso, su piel, como decirlo sin herir susceptibilidades, su piel era … era como una aceituna pero marrón grisáceo, no sé, no sé bien describir ese color, cara de pelotudo mal, anteojos culo de botella, no hilaba una palabra con la otra y encima sólo hablaba de las minitas que en su reputísima vida se cogería. Pero tenía algo que lo hacia diferente era hombre, era chongo. Era uno de esos que te dan palmadas en la espalda y con voz grave te dicen: - ¡Qué hashes chabón!! -mientras se rasca los huevos y se mete un dedo en la oreja para sacarlo amarillo de cera.

Si y si; era un asco, pero me gustaba. Siempre fui medio negrero, recién ahora me estoy refinando un poco, al menos los elijo de mi altura, que laburen, que se bañen, que medianamente se les pare, en fin cosas más normales.

En el último año de mi secundaria me resulto difícil manejar el tema de Mauro, me traume; nunca imagine que me iba a gustar un hombre o que podía enamorarme de uno, ¿Locura total? ¿Sobredosis de las huecas de LAS PRIMAS con su LOS NENES CON LOS NENES, LAS NENAS CON LAS NENAS!!, capaz que estas tortas reprimidas influyeron en algo, podrá ser? Y el médico? ¿Qué me había pasado con el médico?. Tantas preguntas! Me hubiese resultado más fácil hacerme cura, por lo menos encerrado, no me estaría enloqueciendo por este pelotudo.
Al principio cuando me empecé a calentar con Mauro (sexualmente hablando, aunque no supiese ni para que servia el pene, más que para orinar, , (si, en mi época ¿con quién mierda iba a hablar de sexo? y encima me había calentado con mi mejor amigo que, en ese entonces, era heterosexual, pelotudo y viviamos en un publo de dos habitantes, que carajo le iba a confesar?) yo pensaba que él no se fijaría en mí por algo que era desagradablemente visible. Volvamos a la purga el apio, la cebolla y la puta adolescencia, por un lado me convertí en un ser visiblemente atractivo mientras que, de tener un leve grano en mi mejilla izquierda pase, en sólo una semana, a ser la JUNTA NACIONAL DE GRANOS, creo que llegue a cotizar en bolsa. Mi bello rostro se había convertido en una hectárea de maíz, todos los días parecía que engendraba Aliens y la lucha continuaba. Mi desesperación hacia que me estropee la cara, con mis vulgares dedos, apretando todos esos enemigos cutaneos para erradicarlosde mi vida estética. (¡MUERTE AL ACNE POR DECRETO!).
En ese momento deseaba ser una mujer afgana cubierta de pies a cabeza aunque me cague a bombazos Bush.
La cuenta de la farmacia había alcanzado cifras siderales; compraba todas las cremas y ácidos para combatir lo que yo pensaba un cáncer de piel. Mi madre lanzaba improperios ilógicos hacia mi, ¿Cómo no podía entenderme esta desgraciada?.

Un día descubro una crema que prometía eliminar por completo el acne (nunca crean esto adolescentes!!!) y cuando le dije a Mónica, la farmacéutica, - Me llevo esta, ella me dijo: - ¿Con qué la vas a pagar?, con nada la anoto en la cuenta de mamá… - Tu madre me dijo que no te venda ni un dentífrico y ella es la clienta por ende la que paga, así que no te vendo nada. Era el mundo contra mí.


Destrozado, caminando sin rumbo por mi pueblo, con el ánimo por debajo de cualquier zócalo, sin poder ni siquiera manosear al monstruoso Mauro, solo circulaba una idea en mi cabeza : suicidarme colgándome de uno de los granos más sobresalientes de mi cara.
Fui a visitar a mi abuela, la madre de mi padre, que lo primero que dijo cuando me vio fue:

-¡Cada vez más granos tenes! (¿será de Dios ? que la vieja se atreva al comentario?

La mire apacible; mi ánimo había apagado los instintos asesinos: - ¿y qué queres que haga? – le dije tranquilo.
- Ponete hojitas de MALVA – se atrevió a decirme.
- Abuela, me voy a casa, la MALVA es para el culo!!!

Mi depresión estaba desbordada, además no tenía apio ni cebolla, ni hablar del Lexotanil, que la farmacéutica también me había negado.