Indudablemente necesitaba un baño de inmersión en mi primer día en esta maravillosa y peligrosa ciudad. Llene la bañera, no sin antes volcar dentro de ella, medio litro de espuma para baño (aroma a rosas, mariquita yo?) , encendía las velas que la rodeaban y me fui desnudando lentamente. STOP: antes busque los cigarrillos; me encanta fumar sumergido en el agua y tirar la ceniza entre mis piernas, me fascina soberanamente sentir el ruidito de la ceniza cuando choca con el agua. (¿Qué mierda significara eso?). Muy despacio me fui metiendo en la bañera ; me agarre de sus bordes y fui depositando todo mi cuerpo, hasta sentir que el agua me cubría el cuello. ¡Qué placer, qué placer y qué placer!!!!. Las velas se reflejaban en los azulejos, mis manos empezaban a jugar con la espuma blanca y encendí el cigarrillo (haciendo el jueguito de las cenizas claro). Había puesto una música tranquila y, terminado el pucho, me cubrí totalmente con el agua, volví a asomar mi cabeza, fije mi mirada en el fueguito de las velas aromáticas y se ve que empecé a adormecerme.¡ Qué placer, qué placer y qué placer!!!!.
- Soy Rocco, el compañero de universidad de Julia – me respondió, mientras yo desesperadamente y tratando de no desnucarme cayendo de la bañera buscaba una toalla para cubrirme, lleno de espuma hasta en el orto.
- Hola Rocco, este….bueno….eh, mucho….gusto, ¿necesitas usar el baño? – yo estaba al borde del colapso nervioso pensando si toda la gente aquí sería tan atrevida de meterse al baño cuando uno se estaba bañando.
- No. Quería saludarte- me respondió como si nada
- Bueno ahora salgo – le dije mientras él no se movía de la puerta –¿Rocco?, ahora salgo.
- Bueno , bueno , te esperamos.
Salí de la bañera, me senté en el inodoro (¡no, no hice nada escatológico!) me senté (con la tapa cerrada del mismo) para secarme bien. Abrí suavemente la puerta del baño pués en el departamento había un silencio aterrador y para que Julia estuviese callada había que matarla, y casi levitando fui a lo que sería mi cuarto. Entre y,¡ nuevamente Rocco!, tirado en la cama, con una sonrisa de oreja a oreja, con sus piernas abiertas como queriendo decir: vení que acá esta el mundo que estas buscando.
Yo era una señorita inglesa (digo: un reverendo pelotudo) – Rocco eh, me tengo que vestir.
- Bueno, vestite, tu prima se recostó porque quedo agotada después del examen y yo me tire en tu cama- respondió tranquilo, sin la menor intención de salir del cuarto
- Si pero…- a mi ya me transpiraban hasta los intestinos de los nervios, pensé que una diarrea súbita me amarraría en ese momento- ¿por qué no vas a…preparar unos mates? le dije.
- No tomo mate. (egosita de mierda pensé, yo sí tomo)
- Bueno, un café.
- El café, tiene cafeína, no tomo nada con cafeína -(que tipo jodido!) mis nervios ya estaban crispados, ni siquiera lo podía visualizar
- Entonces porque no te vas a la ……- la voz salvadora de Julia apareció de la nada.
- Rocco, ¿donde estas gordo?… Rocco venité y vamos a preparar unos drinks y festejamos que nos fue bien en el examen-
- Esta pesada de mierda – dijo Rocco mientras se levantaba y se iba del cuarto- ¿venís con nosotros , me imagino no? – me dijo antes de retirarse-
- Eh… si ya voy, pero prefiero cambiarme antes.
- Si querés podes venir así, envuelto en la toallita, los drinks de la pesada de tu prima los tomamos acá, en su departamento – expreso mientras me cerraba un ojo y se iba.
Yo quede mudo, los pelos se me lacearon, las manos se me congelaron, me constipe cerebralmente y, creo que en treinta milésimas de segundos estaba vestidito y perfumadito, no fuera a ser que Rocco volviera a mi cuarto.
A ver si nos entendemos: recién llegado a Buenos Aires, desde un pueblo de dos habitantes; no tenía idea de la vida (más de lo que había leído o visto en televisión) no entendía como un tipo que recién me conocía se metía al baño donde estaba yo, al cuarto donde dormiría yo y mucho menos que me invitara casi en pelotas a tomar unos “drinks” con él, y la idiota de mi prima. Y supuestamente sería o era el novio de Julia.
En fin, estaban los dos sentados en el sillón del living con unos daikiris en la manos y el mio esperandome en la mesita ratona. Rocco se levanto y me dio un beso: - Hola mucho gusto, soy Rocco – me dijo (¿me tomaba el pelo el pelotudo este?). Me quede azorado. – Primo él es Rocco, tipo na, te hable de él, saluda no seas re-antipático – me dijo Julia (¡qué mujer idioooota por Dios!)
- Hola Rocco soy el primo de Julia.
- Me imagine, ella me hablo mucho de vos, quería conocerte.
- Tipo que es divino vishte Rocco, se va a queda tipo na, conmigo acá. Yo esto re-chocha – (insisto ¿podía ser tan tarada mi prima?)
Me senté agarre el trago y me lo tome de una, necesitaba evadir esa realidad tan Almodoresca.
Hablamos durante horas. Rocco se olvido de la existencia de Julia (claro que ella ni se entero).
El muchacho era un chongo hecho y derecho pero fino y de mucho, pero mucho, pero mucho dinero. Su padre era el dueño de una de las petroleras más importantes del país con sedes en varios lugares del mundo. No era lindo pero era, repito CHONGO: muy masculino, morocho, cuerpo marcado, ojos vivaces, cara de depravadito y algo que, luego entendería me cautivaba terriblemente de los hombres más allá del sexo, era un tipo que pensaba, ¡ sí! Le funcionaban las neuronas.
La madrugada nos sorprendió a los tres medios pasados de tanto rhum con durazno, vodka con naranja y yo quería dormir. Me pare le dí un beso a la minusválida mental de Julia (que nunca se entero que fue una ausencia en esa charla de tres) y otro a Rocco, que el muy hijo de puta apoyo sus labios en la comisura de los míos. Antes de retirarme completamente me dijo: - ¿Mañana que haces?, ¿queres que te lleve a conocer Buenos Aires?.
- Tipa na, que copado sos Rocco, si llévalo!! dijo la…. ya no se que decir de Julia.
- Gracias Rocco pero no sé, tengo que buscar trabajo y ver alguna Universidad para estudiar algo, si queres llama por teléfono y vemos –le conteste mientras, a esta altura sólo quería decirle “vení ya a dormir conmigo”.
- Ok entonces a la mañana haces eso y a las tres te paso a buscar, descansa.-sentenció.
Me desvestí, me acosté e imagine conociendo Buenos Aires en el descapotable de Rocco, con él tocándome la rodilla, subiendo sus manos hasta mi entrepierna, comiéndome la boca a 200 kms por horas en la autopista y revolcándonos cual perros alzados en Parque Leloir.
Me dormí caliente como manada de putos. ¿Podía ser de otra manera?
