lunes, 7 de septiembre de 2009

EL GRITO PRIMAL


“Hace algunos años oí algo que habría de cambiar el curso de mi vida profesional y la vida de mis pacientes. Lo que oí quizás pueda cambiar la índole de la psicoterapia tal como se la conoce hoy: un grito espeluznante nacido de las profundidades de un joven tendido en el suelo durante una sesión terapéutica. Sólo acierto a compararlo con el que puede proferir una persona a punto de ser asesinada. Este libro trata de ese grito y de lo que significa con respecto al descubrimiento de los secretos de la neurosis”.

De este escalofriante modo, como un buen relato de suspenso, se abre este impactante ensayo que revolucionó la psicología con su innovadora “Terapia primal”: posiblemente no se haya escrito jamás un libro de ensayo científico que resulte al tiempo tan emocionante, intenso y riguroso como esta obra maestra de Arthur Janov.



Arhur Janov (Los Ángeles, 1924) se formó en psicología y psiquiatría en la Universidad de California y en la Claremont Graduate School. Inició su carrera como psicoterapeuta en California, trabajando tanto con veteranos de guerra como con niños, hasta que, como él mismo contó, a mediados de los años sesenta su carrera dio un giro que le llevaría a convertirse en uno de los doctores más reputados y prestigiosos en su especialidad.

El quinteto de Aviñón I - MONSIEUR o El Príncipe de las Tinieblas


Primera entrega de EL QUINTETO DE AVIÑON, una de las obras más emblemáticas, junto a EL CUARTETO DE ALEJANDRÍA, de Lawrence Durrell.
Ganadora en 1974 del prestigioso James Tait Black Memorial Prize
Los protagonistas de esta novela de madurez de Durrell viven retirados del mundo en un castillo ruinoso a las afueras de Aviñón, envueltos en la misteriosa trama de un club gnóstico de suicidas, cuya sede central se halla en el oasis de Macabru, no lejos de Alejandría. Egipto, la Provenza y Venecia son el telón de fondo de unos hilos argumentales que confluyen, por caminos inesperados, en la enigmática historia de los caballeros del Temple y en una extraña secta de agnósticos. La felicidad a que Aviñón iba asociado en la memoria del diplomático Pierre de Nogaret, su hermana Sylvie y el impetuoso doctor Bruce está a punto de venirse abajo, quizá para siempre.


LAWRENCE DURRELL (1912-1990) se dio a conocer como poeta y novelista en la década del treinta y obtuvo su primer gran éxito de crítica con El libro negro, escrito en París en 1938. Sin embargo, es el Cuarteto de Alejandría (Justine, Balthazar, Mountolive y Clea), la obra que lo convierte en un clásico del siglo XX. Como buena parte de su narrativa, proviene de su experiencia personal como diplomático en Grecia, Yugoslavia, Chipre y Egipto. Con Monsieur o El Príncipe de las Tinieblas, inició un quinteto en donde lleva adelante diversas “investigaciones” narrativas y asienta la obra de su madurez.

ARTE POETICO


POE, una vida truncada


La biografía de Edgar Allan Poe (1809-1849) escrita por Peter Ackroyd se abre con uno de los episodios más emblemáticos y misteriosos: la muerte. Nadie sabe qué sucedió al poeta desde que le vieron desembarcar en Baltimore y su descubrimiento seis días más tarde en un estado lamentable en una taberna. No es éste sin embargo el único misterio que rodeó la vida y la obra de Poe, y, sin conjeturas gratuitas, Peter Ackroyd lleva a cabo una minuciosa reconstrucción de la trayectoria de un genio de las letras, que nació marcado por la convivencia con su padrastro, una tormentosa y difícil relación con las mujeres y una atracción irresistible hacia algunos temas que marcaron tanto su obra como su manera de enfrentar el mundo.

Edhasa también ha publicado los Cuentos completos de Poe que, junto a esta biografía, nos permite conocer y entender la trayectoria vital y profesional de este genio de la literatura. Un personaje tan fascinante como su obra.


PETER ACKROYD es autor de un buen número de novelas. Paralelamente, ha dedicado con gran éxito biografías a personajes como Tomás Moro, William Blake o Charles Dickens, si bien sus obras más celebradas en este género están dedicadas a su ciudad natal (Londres, una biografía) y a Shakespeare. Ha sido galardonado, entre otros muchos, con los prestigiosos premios William Heinemann, James Tait Black Memorial, Guardian y Whitebread.

Buenos Aires 25 de Julio 2005


“en lo mas crudo del invierno aprendí al fin, que había en mi un invencible verano”
(Albert Camus)


Cuando me regalaron este cuaderno, casi inmediatamente pensé una historia para darle vida más allá de su vida. Lo vi como un tesoro distinto, algo especial. Me entendí escritor fracasado y supe que en este cuaderno debería escribir una historia o al menos un decir interesante.
Los que me conoce saben que siento una desmedida atracción por los cuadernos, lapiceras y todos aquellos materiales que se pueden convertir en medios para poner palabras que den sentido a mi silencio.
Cuando recibí este cuaderno, casi inmediatamente supe que la vida que le iba a dar, más allá de la propia, seria en algún momento especial de la mía.
Esta idea me nació desde el carácter artesanal del cuaderno, el cual le confiere una calidad distinta; el papel reciclado de sus hojas ocres, como el otoño que pinta de dorados los recuerdos o sus tapas de cartón corrugado con leves canaletas salpicadas de verde y negro que pueden ser los colores de la esperanza o la desesperación.
A veces lo sacaba de la biblioteca y casi sin querer intentaba vestirlo, pero no pude; las palabras para ser palabras tiene que tener sentido y en mis palabras no había un motivo sentido para empezar a ser.
También sabia que sólo se trataba de esperar y yo no sé habitar este verbo. El tiempo suele ser el reducto preferido de los que esperan; esperar es como estar pendientes y esto es una forma de acercarse a la desesperación.
Esta vez yo no iba a esperar escribir en el cuaderno, él esperaría por mí. Intuí que cuando esto pasase seria como una comunión; el encuentro de lo que yo no esperaba.
La condición de reciclable del cuaderno me acercaba más a él ; esa posibilidad de desarmarlo, mojarlo, amasarlo y recrearlo hasta crear nuevamente otro cuaderno, me llevaba a identificarme plenamente. ¿No era o soy yo, acaso, material reciclable?, ¿No es mi verdad ser otro en otros? ¿Acaso cada vez y cuando mi carne no soporta más mi carne vuelvo a ser carne en otros?. Cada vez que me descubro manchado por tinieblas; ¿no es el agua que me vuelve a vestir de luz o algunas veces me recubre de espanto?
Hasta que tuve plena conciencia de quien era me sentía material de descarte. Cuando esta conciencia se volvió cotidiana supe que era reciclable. Esta actitud, este nuevo pensamiento me confería un carácter especial: la posibilidad de protegerme sin estar a la defensiva, de ser paciente sin ser tolerante; la posibilidad de pensarme desde mi sin salirme de mí o de encontrar lo que perdí sin la necesidad de perderme en lo que busque.
Quería empezar estas notas hablando de mi búsqueda constante: el sentido; mi casi permanente desesperación: ese saber lo que quiero sin poder ser lo que quiero y que me lleva a ser:

Un pájaro que vuela
sin encontrar el nido,
un niño que llora
por la madre ausente,
una radiografía que anuncia el dolor
sin poder ubicarlo en el cuerpo.
Un mendigo, que espera,
en la calle, en el frío
su destino muerte.

Es como ser:

Esa lagrima que no me escapa
por cobardía,
esa risa que me consume
por miedo.
Esa voz que me digo y no me escucho
ese silencio que deseo y no me llama,
esa plegaria gritada a la intemperie;
de mi todo cercado
de casi todo el pasado.
Grito como el que no
espera
o sueña;
eco que viene acompañado
de otra voz
de voces
de nada.

Me vino a la memoria cuando me contaron que el monje, escritor y poeta religioso Thomas Merton, en el último viaje que emprende; el que antecede a su muerte, dijo “espero que este viaje resuelva mi identidad”. No sé por qué me viene esta cuestión; al preguntarme ¿Qué soy?, la multiplicidad de respuestas que me daría serían la suma de todos mis fracasos y resolver el tema de mi razón de ser, sería entrar a un laberinto donde Ariadna no esta dispuesta a socorrerme.
Decidí esperar sin esperar, es decir, creer en una posibilidad, en algo que puede ser o no, pero renunciando a la espera.
Un día entendí que todo sucede por algo, aunque no lo desees, aunque no te programes para ello. Un día entendí que, hasta la esperanza de los otros puesta en uno, tiene un sentido.
Mi valija se vio copada de algunos sweters, pantalones, remeras y camisas, algunos calzados y una cuota de esa esperanza que a veces me pierde, y tome el micro que me llevaba al norte.
Para mi el norte siempre fue lo alto, significa el sol, el cielo magnánimo, las nubes rozando el murmullo mudo de los cerros.
Aún no sé, si como dijo Merton, este viaje resuelva mi identidad, después de todo viajar es también un poco no llegar a ningún lado, pero también es nacerse uno en otro lado.
También lleve mi mochila que, cargada con dudas, miedos y alguna que otra verdad, guardaba en su fondo este cuaderno artesanal, salpicado de verde y negro que un día un amigo me regalo y no se si lo agradecí.

Buenos Aires quedaba detrás;
disfrazada de noche.
Yo: estaba solo.
Allí hay gente que me espera y que no quiero encontrar.
Voy a intentar leer para salvarme por un rato,
cada cosa que leo anuncia mis fracasos,
son como pequeños suicidios cada día.

Yo también me entristezco a veces,
pero cada vez me importan menos los lugares;
Sólo que en estas letras me siento en una religión sin Dios,
pues alguna vez fui su habitante.
Me huyo.
Me enciendo en un cigarrillo y escribo estas palabras,
ni siquiera se por que.

BOHEMUNDO DE ANTIOQUÍA


Hijo desheredado de Roberto Guiscardo (descrito en su propia lápida como "Terror del mundo"), Bohemundo I de Antioquía pertenecía a la estirpe de caballeros normandos que se desplazaron a Italia en busca de fortuna y que sólo contaban con su espada para abrirse camino en el mundo. Encontró su oportunidad con el llamamiento del papa Urbano II a una cruzada que liberara Tierra Santa, y supo aprovecharla, convirtiéndose en uno de los principales líderes.
En Bohemundo se daba una rara combinación de ardor guerrero, carisma y astucia diplomática que le permitió, tras un largo e infructuoso asedio, apoderarse de Antioquía la víspera de la llegada de un descomunal ejército que exterminó a los cruzados ante las murallas de la ciudad. Capturado por los sarracenos y posteriormente liberado, regresó en busca de refuerzos a la Francia de Felipe I (con cuya hija se casó), para acabar sus días en Bari, no sin antes haber librado nuevamente batalla con su gran enemigo íntimo, el emperador de Constantinopla Alejo Comnemo, pues nunca abandonó el proyecto de conquistar y legar a sus descendientes la capital del Imperio bizantino.
Personaje admirable, carismático, valeroso como pocos en la historia, Bohemundo de Antioquía es el arquetipo perfecto del caballero pobre dispuesto a triunfar a toda costa en el servicio de las armas.
Jean Flori, sin duda el mejor conocedor de los códigos de caballería y de las cruzadas, recrea con el rigor y la perspicacia que caracteriza todas sus biografías las muy diversas facetas de un hombre excepcional cuyo papel en las cruzadas es más determinante de lo que suele pensarse.
Tras abordar con incuestionable maestría la vida de Ricardo Corazón de León y de Leonor de Aquitania, Jean Flori nos ofrece el retrato definitivo de otro héroe legendario.

JEAN FLORI, director de investigación en el CNRS, es una de las autoridades internacionales más reconocidas en el ámbito del medievalismo. En las últimas décadas ha dedicado diversos trabajos a las cruzadas y a la caballería que le han confirmado como el mayor especialista en estas materias. Cabe destacar entre sus libros La Première Croisade (1992), La caballería (1998), Caballeros y caballería en la Edad Media (1998), Ricardo Corazón de León, el rey cruzado (2002) y Pedro el Ermitaño y la primera cruzada (2006) y Leonor de Aquitania, la reina rebelde.

Agradecimiento: Editorial EDHASA

ARTE POETICO


CULTURA

Es una forma de respuesta que el hombre da a las circunstancias de la vida.

Es un patrimonio colectivo que, sin perder el sentido del pasado, se actualiza constantemente, se expresa, se proyecta con racionalidad hacia el futuro y se interrelaciona con otras culturas.

Es un instrumento para el desarrollo.

Es un componente vital interactuante del sistema social , económico y político.

Es un proceso para la creación de un destino personal y colectivo.

LA PRENSA OBRERA


Un análisis de cómo la prensa gremial ayudó a los obreros a tomar conciencia de sus derechos.

Entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, circulaban en Buenos Aires y Montevideo una gran cantidad de publicaciones periódicas destinadas a un lector específico: los trabajadores. El objetivo era capacitarlos, educarlos y organizarlos para erradicar los males que introducía en el mundo obrero el pensamiento burgués a través de los grandes diarios.
Los periódicos gremiales fueron parte y dieron forma a una cultura del trabajo, por eso su estudio es crucial en una historia social, cultural y política sensible a la experiencia de las clases populares, y eso es justamente lo que el libro propone y logra.
A partir de una investigación inédita, que halló publicaciones hasta hoy desconocidas, la autora reconstruye de manera notable la trama de discursos, debates y prácticas de la época, y demuestra que esta literatura fue un elemento decisivo en la construcción y difusión de las ideas de solidaridad, cooperación y transformación social en la primera mitad del siglo XX.


MIRTA ZAIDA LOBATO es Doctora en Historia por la Universidad de Buenos Aires y es profesora e investigadora en la Facultad de Filosofía y Letras. Ha recibido varios premios y becas de investigación de instituciones de prestigio, entre las más recientes de SEPHIS, John Simon Guggenheim y Thyssen-Humboldt. Ha publicado numerosos artículos en el país y en el extranjero, y es autora de varios libros. El último es Historia de las trabajadoras en la Argentina (1869-1960), publicado en esta editorial.
Agradecimiento: Editorial EDHASA

ARTE POETICO


INTERPRETACIÓN PRÁCTICA DE LA CULTURA

“Todo sistema económico que desatiende
las consideraciones morales y sentimentales
es como una figura de cera que, a pesar
de su semejanza con lo humano, carece de
la vitalidad de la carne humana. En momentos
cruciales, estas novedosas leyes económicas
de moda han fracasado en la practica.
Los individuos y naciones que las aceptan
Como axiomas deben sucumbir”.
Mahatma Gandhi
Entendemos la cultura como la forma de respuesta que el ser humano da a las circunstancias de la vida. Podríamos definirla también de muchas otras maneras. Se han publicado recopilaciones que contienen varios centenares de definiciones. Esto demuestra que no hay ninguna que lo pueda hacer con absoluta precisión.
Pero nosotros debemos tomar aquellas cuyos contenidos nos ayuden a orientarnos sobre cual debe ser nuestra actitud frente a la responsabilidad de elaborar políticas culturales. Tenemos que buscar un punto de partida referente, una idea global sobre la cual cimentaremos la gestión. Conforme a nuestra concepción de “cultura” vamos a desarrollar determinadas actividades para alcanzar determinados objetivos.
Esta macroestructura de pensamiento constituye el primer paso para la racionalidad metodológica; es la negación conciente de la improvisación.
Habiendo dado ya este primer paso, avanzaremos ahora en busca de otras precisiones.
Una de las concepciones generalmente difundidas es la que designa a la cultura como un proceso dinámico de realización colectiva. Esta condición de realización comunitaria implica necesariamente el sentido de “patrimonio del pueblo”; cosa que nos pertenece a todos. Pero la pertenencia colectiva no se gesta de un día para el otro en un lugar y momento dados. Tiene que haber una continuidad histórica, un devenir y un transcurrir de circunstancias encadenas. Por eso es que este concepto va unido a la idea de identidad cultural, de sentido del pasado.
Asimismo si nos quedamos aquí solamente tendremos una “cultura muerta”. Por lo tanto tenemos que entender todo esto como un caudal móvil que todos los días se recrea, se reformula y se proyecta hacia el futuro; lo que llamaremos “cultura viva”.
En la actualidad en la era de la comunicaciones, toda cultura se interrelaciona con otras culturas; recibe y aporta permanentemente. En una comunicación efectiva, cuando no existe intención de dominio o colonización, ese intercambio es mutuamente enriquecedor.
El avasallamiento ejercido por los medios masivos de comunicación, por la moda, las costumbres, la música, llega a asfixiarnos a tal extremo que creemos asistir al ocaso de nuestra cultura. Esta es la forma actual de dominación; ejercida por las culturas hegemónicas.
Si el intercambio es constructivo, cuando implica sumar para crecer, cuando dar y tomar es fortalecer la identidad propia y la integración con los demás, esa interrelación es vital.
Hay que dejar sentado que cuando hablamos de cultura nacional, popular o local, hacemos referencia a los creadores del pueblo identificados con la propia realidad, que pueden expresar rasgos que son característicos del lugar, pero cuya creación se inserta en la pluralidad cultural de la comunicación democrática.
Llegamos aquí a una segunda aproximación de la cultura: “es un patrimonio colectivo que sin perder el sentido del pasado se actualiza constantemente, se expresa, se proyecta con racionalidad hacia el futuro y se interrelaciona con otras cultura”.
Otro tema es el que relaciona a la gestión cultural con el concepto de desarrollo. Cuando utilizamos la expresión “desarrollo” hacemos referencia a un proceso de crecimiento cultural integrado al desarrollo global de la población en todos los ámbitos, multidisciplinario y multisectorial, pero con un enfoque antropológico, dirigido a la liberación, a la felicidad y a la realización plena del hombre y del cuerpo social.
La otra cara: a partir de los años noventa un nuevo orden de relaciones comienza a instalarse en América Latina: Ceden los nacionalismo cerrados, pierden terreno las izquierdas (el fracaso del modelo soviético ejerce enorme influencia), se abren las fronteras a una economía de interdependencia, parecen consolidarse las ideas liberales y parecen afianzarse las democracias.
Esta nueva realidad, cuyo sustento en el fracaso de los modelos anteriores no garantiza el éxito de los actuales, no hace más que perpetuar la exclusividad de lo económico como fin primero y ultimo. Asimismo soslaya lo esencial, que es el componente ético cultural. No se avizora una solidaridad de convivencia sino de intereses materiales. Mientras tanto lo material continúa teniendo primacía sobre lo espiritual.
Es hora de asumir que los problemas fundamentales para el desarrollo son tanto culturales como económicos. Tenemos que entender que el componente cultural no puede estar ausente de lo político, económico y educativo de un país.
La gestión cultural debe ser interactuante del sistema social, económico y político. Razón esta para que la gestión cultural deba implicar el mismo nivel de participación, de organicidad y de responsabilidad que cualquier otra área del gobierno.
Para finalizar hemos tomado como concepción totalizadora la que Ezequiel Ander-Egg plantea con abundante precisión en varias de sus obras y que nosotros entendemos como una de las más trascendente y transformadoras de todas. Es la que concibe a la cultura como “creación de un destino personal y colectivo”.
Ricardo Z.