domingo, 14 de noviembre de 2010

E isso ai...Esto es así

E isso ai...Esto es así


É isso aí
Como a gente achou que ia ser
A vida tão simples é boa
Quase sempre
É isso aí
Os passos vão pelas ruas
Ninguém reparou na lua
A vida sempre continua
Eu não sei parar de te olhar
Eu não sei parar de te olhar
Não vou parar de te olhar
Eu não me canso de olhar
Não sei parar
De te olhar
É isso aí
Há quem acredite em milagres
Há quem cometa maldades
Há quem não saiba dizer a verdade
É isso aí
Um vendedor de flores
Ensinar seus filhos a escolher seus amores
Eu não sei parar de te olhar
Eu não sei parar de te olhar
Não vou parar de te olhar
Eu não me canso de olhar
Não vou parar de te olhar

Esto es así
Como la gente creyó que iba a ser
La vida simple es buena
Casi siempre
Esto es así
Los pasos van por las calles
Nadie reparó en la luna
La vida siempre continúa
Yo no sé parar de mirarte
Yo no sé parar de mirarte
No voy a parar de mirar
Yo no me canso de mirar
No se parar
De mirarte
Esto es así
Hay quien cree en milagros
Hay quien comete maldades
Hay quien no sabe decir la verdad
Esto es así
Un vendedor de flores
Enseña a sus hijos a escoger sus amores
Yo no sé parar de mirarte
Yo no sé parar de mirarte
No voy a parar de mirar
Yo no me canso de mirar
No voy a parar de mirarte


Ana Carolina & Seu Jorge

SUNSET PARK


Paul Auster

Miles Heller tiene veintiocho años, y a los veinte desanudó los lazos que lo unían al mundo que hasta entonces había conocido. Abandonó la universidad, se despidió con nocturnidad y una breve nota de sus padres, dejó Nueva York, y nadie ha vuelto a saber nada de él. Desde entonces, ha rodado por lugares y trabajos poco calificados, moviéndose siempre en ese oscuro espacio entre el suelo y el primer peldaño de la escalera laboral y social. Ahora vive en Florida, y trabaja para una empresa al servicio de los bancos de la zona, que se encarga de vaciar las viviendas de los desahuciados que en plena crisis no pudieron seguir pagando su hipoteca, y las prepara para una nueva venta.
El solitario, hermoso, desolado Miles, además de acarrear bultos y repintar paredes, saca fotos de todas las cosas abandonadas, registra las huellas de esas vidas dispersas para probar que esas familias desaparecidas estuvieron alguna vez allí, que los fantasmas de esa gente que él nunca verá ni conocerá aún están presentes en los objetos abandonados de esas casas ahora vacías. Miles no tiene ambiciones, vive con lo mínimo, mantiene relaciones muy escasas con la gente y con el mundo, y sus únicos lujos son los libros, que compra en ediciones baratas, y la cámara digital con la que documenta a los fantasmas. Si algo ha logrado en estos siete años, ha sido poder vivir en un presente perpetuo, sin deseos y sin futuro.
Y habría seguido así de no haber sido por una chica, Pilar Sánchez. La conoció en un parque cuando ambos estaban leyendo El gran Gatsby. Miles por tercera vez, porque se lo había regalado su padre cuando cumplió dieciséis años. Que es, precisamente, la edad de Pilar, una menor. Y como Miles puede ir a la cárcel por su relación con ella, cuando la feroz, codiciosa hermana de Pilar comienza a chantajearlos, él vuelve a Nueva York para esperar allí la mayoría de edad de la joven. Su vuelta es el retorno al pasado y a sus secretos; a su padre, un brillante editor; a su madre, una actriz implacablemente seductora hasta con su hijo; a su madrastra, una intelectual cuyo juicio no pudo soportar. Pero es también la vuelta al mundo, a la comunidad de Sunset Park y a sus compañeros okupas; a la vida, con todos sus horrores y esplendores.


«Sunset Park también es, como Invisible, un libro sobre la inocencia de la juventud... Se habla de Paul Auster como del maestro posmoderno de la metanarrativa, con su maraña de relatos dentro del relato, pero él prefiere citar como fuente de inspiración a Emily Brontë antes que a Baudrillard» (Arifa Akbar, The Independent).

«Con una trama que va de la guerra en Oriente Medio a la recesión de la economía y los riesgos de la industria editorial, la última novela de Paul Auster destaca por su vitalidad y su actualidad... Y, desde luego, volverá a seducir a sus fans de siempre, pero también atraerá a una multitud de nuevos lectores» (Kirkus Review).

«En tiempos de crisis y cambios abrumadores, Auster nos recuerda las cosas duraderas: el amor, el arte y la “milagrosa extrañeza de vivir”» (Donna Seaman, Booklist)

Paul Auster (n. 1947, Nueva Jersey) uno de los autores con mayor prestigio internacional y con un número de lectores que crece sin cesar en España y América Latina recibió en 2006 el prestigioso Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Es autor de las siguientes obras, todas ellas publicadas por Anagrama: La trilogía de Nueva York (Ciudad de cristal, Fantasmas y La habitación cerrada), El país de las últimas cosas, La invención de la soledad, El Palacio de la Luna, La música del azar, Leviatán, El cuaderno rojo, Mr. Vértigo, A salto de mata, Jugada de presión (con el pseudónimo de Paul Benjamin), Pista de despegue (Poemas y ensayos 1970-1979), Tombuctú, Experimentos con la verdad, Creía que mi padre era Dios, La historia de mi máquina de escribir, El libro de las ilusiones, La noche del oráculo, Brooklyn Follies, Viajes por el Scriptorium, Un hombre en la oscuridad, Invisible, Sunset Park, la novela gráfica Ciudad de cristal y los guiones Smoke & Blue in the face, Lulu on the Bridge y La vida interior de Martin Frost. .

Cruz


El viernes llegue a casa, estaba otra vez ese nauseabundo olor a soledad. Ese saber que nadie me espera, o que espero a alguien o que nadie me piensa. Tampoco tengo en quién pensar. Deseo que este año y el que viene, hasta de la fecha programada para irme de Buenos Aires, pase rápido, como pasan todos los días, como pasa la vida.
Fue otra semana seca, sin sobresaltos, si nada; escuchando desgracias ajenas que lo único que hacen es metástasis con mi desesperación. ¿Puede ser que nada me baste ya?, ¿puede ser que tenga que emular a Merton y emprender un viaje, pero no para encontrar mi identidad, sino para empezar a vivir mi vida?
Todavía hoy me estoy preguntando en que momento me quebré, y no me vengas con la pavada de que crisis es oportunidad ni pelotudeces por el estilo.
¿Sabes cómo me siento?, como un vaso; un vaso lleno que se levanta todas las mañana, un vaso lleno de mi que cuando retorna a su casa , esta vacío, vacío de mi. Y así todos los días, cada día.
Perdí totalmente la capacidad de hablar, por eso escribo, por eso grito en estas letras, por eso me escapo una y otras vez. Yo quiero hablar, pero tengo un miedo aterrador a la otra voz, sé de antemano que no me van a decir nada interesante, nada que me ayude. Entonces me río, me sumerjo en un libro, en una película, en la música, en el silencio que me rodea y trato de sobrevivirme por aquel que fui. Pero no logro ser nadie. Hasta mi humor pasó a ser siniestro, terriblemente cínico. A veces creo que ni siquiera sonrío.
Pocos de los que me rodean saben si tengo problemas, en realidad pocas, creo que sólo S. lo intuye pero con su tremendo respeto, honestidad y don de gente, me sabe regalar el tiempo necesario para hablar cuando yo lo sienta. Algún día me entenderá más y ese día le pediré perdón.
He construido tan bien mi refugio que se ha convertido en mi cárcel.
Tengo miedo, mucho. NO de mí, me dan miedo los otros, sus palabras, sus gestos, sus pensamientos, sus pobres necesidades de sacar provecho de todo y de tod@s. Este año he sido defraudado por vari@s, no me victimizo, no es culpa de ell@s, es mi culpa, por dejarl@s entra en mi vida, por darles permanencia, por dejarl@s estar, por permitirles ser, al lado mio.
Esto cansado demasiado cansado, me rescata saberque mañana me levantaré como siempre y seguiré haciendo cosas, trabajando, escribiendo, teniendo reuniones d e mierda con gente de cuarta, y cuando llegue a casa, a la noche y luego de haberme perdido en los laberintos de mi mente, sentir nuevamente este nauseabundo olor a soledad.
También me salva no tener pensamientos nefastos, Cioran suena en mi cabeza; “no vale la pena suicidarse, cuando uno lo hace, es demasiado tarde"