miércoles, 18 de noviembre de 2009

40 -EL SUBTE -


Difícil sería que yo tenga una certeza; hace tiempo que asumo que las verdades son relativas; el absoluto se lo dejo al universo y su jodido entramado de sabiduría. Pero este domingo cuando, con toda una carga existencial en mi espalda pero en paz conmigo mismo, subí al subte y vi lo que vi una sola certeza cayo sobre mi como un balde agua fría, dejándome aparentemente vacío.
Frente a mi se sentó una pareja; uno al lado del otro, uno pegado al otro. Ella recostaba su cabeza masajeándola sobre el hombro de él le agarraba las manos, la acariciaba le besaba los dedos. Como en el ascensor iban ellos dos, tres jubiladas en el otro extremos, una familia en el medio y yo, la libertad de expresión amorosa de ellos era hartante, hasta sentí la saliva de ella cuando el introdujo su lengua hasta la garganta (de ella claro).
Aclaración: digan lo que digan: DETESTO CUALQUIER MANIFESTACION PUBLICA DE ESTE TIPO y con cualquier sexo, uno puede bancarse un piquito, un besito, ahora que se metan las lenguas y se manoseen como en una porno, me parece que no da, y menos en el subte.
El tema es el siguiente, todo para minimizar lo antes escrito; la pareja parecía efectivamente enamorada y daba toda la impresión que habían pasado toda la noche en un telo (era muy evidente la cara de ella: UN SONRISA DE OREJA A OREJA, MELOSA HASTA EL HARTAZGO Y SUS OJOS TE GRITABAN: ANOCHE FUI UNA CANIBAL SEXUAL, ESOS OJOS QUE TE REFREGABAN POR LA JETA EL ACTO SEXUAL CONSUMIDO POR HORAS.(perra!!)). Dos estaciones después el vagón se lleno y el pibe muy amable le cedió su lugar a otra mujer cargada de bolsa. La chica, sentadita, lo miraba con cara de Julieta en el balcón mientras entrecerraba los ojos y se hacia la dormida afirmándole: - estoy agotada papi, anoche me mataste!.Él en cambio, parado frente a ella, la miraba sin parpadear (por momentos sentí ganas de pincharle un ojo) , con la gota levemente abierta por donde se le deslizaba un fino hilillo de saliva (puaj).
–Basta- me dije- seguí con tu libro y tu música idiota, ¡qué estas mirando tanto!
Me tenía que bajar, llegaba a mi estación. Antes de tocar el andén los volví a observar: él seguía mirándola con cara de carnero degollado y ella seguía haciéndose la dormida.Senti un leve peso IN-existencial, lo inevitable en mi salio a la luz expedido por mis atormentantes pensamientos, en fin, no puedo con todo y menos con esta nueva cruz.