domingo, 14 de noviembre de 2010

Cruz


El viernes llegue a casa, estaba otra vez ese nauseabundo olor a soledad. Ese saber que nadie me espera, o que espero a alguien o que nadie me piensa. Tampoco tengo en quién pensar. Deseo que este año y el que viene, hasta de la fecha programada para irme de Buenos Aires, pase rápido, como pasan todos los días, como pasa la vida.
Fue otra semana seca, sin sobresaltos, si nada; escuchando desgracias ajenas que lo único que hacen es metástasis con mi desesperación. ¿Puede ser que nada me baste ya?, ¿puede ser que tenga que emular a Merton y emprender un viaje, pero no para encontrar mi identidad, sino para empezar a vivir mi vida?
Todavía hoy me estoy preguntando en que momento me quebré, y no me vengas con la pavada de que crisis es oportunidad ni pelotudeces por el estilo.
¿Sabes cómo me siento?, como un vaso; un vaso lleno que se levanta todas las mañana, un vaso lleno de mi que cuando retorna a su casa , esta vacío, vacío de mi. Y así todos los días, cada día.
Perdí totalmente la capacidad de hablar, por eso escribo, por eso grito en estas letras, por eso me escapo una y otras vez. Yo quiero hablar, pero tengo un miedo aterrador a la otra voz, sé de antemano que no me van a decir nada interesante, nada que me ayude. Entonces me río, me sumerjo en un libro, en una película, en la música, en el silencio que me rodea y trato de sobrevivirme por aquel que fui. Pero no logro ser nadie. Hasta mi humor pasó a ser siniestro, terriblemente cínico. A veces creo que ni siquiera sonrío.
Pocos de los que me rodean saben si tengo problemas, en realidad pocas, creo que sólo S. lo intuye pero con su tremendo respeto, honestidad y don de gente, me sabe regalar el tiempo necesario para hablar cuando yo lo sienta. Algún día me entenderá más y ese día le pediré perdón.
He construido tan bien mi refugio que se ha convertido en mi cárcel.
Tengo miedo, mucho. NO de mí, me dan miedo los otros, sus palabras, sus gestos, sus pensamientos, sus pobres necesidades de sacar provecho de todo y de tod@s. Este año he sido defraudado por vari@s, no me victimizo, no es culpa de ell@s, es mi culpa, por dejarl@s entra en mi vida, por darles permanencia, por dejarl@s estar, por permitirles ser, al lado mio.
Esto cansado demasiado cansado, me rescata saberque mañana me levantaré como siempre y seguiré haciendo cosas, trabajando, escribiendo, teniendo reuniones d e mierda con gente de cuarta, y cuando llegue a casa, a la noche y luego de haberme perdido en los laberintos de mi mente, sentir nuevamente este nauseabundo olor a soledad.
También me salva no tener pensamientos nefastos, Cioran suena en mi cabeza; “no vale la pena suicidarse, cuando uno lo hace, es demasiado tarde"

1 comentario:

Anónimo dijo...

EXIMIO, valor para hablar lo que tantos callan, por miedo al que diran, por no perder su fachada, de gente normal.

GRAN ESCRITOR GRAN TEXTO.

admiración, respeto, aprendo. noemía