martes, 9 de febrero de 2010

¿Lluvia de esperanzas?


Caminamos hasta su departamento. De la mano, lentamente.
Seguía sin existir nada a nuestro alrededor. Estábamos solos en el mundo.
C. me llevaba de la mano; por momentos me tomaba del hombro, después de cada palabra que decía sonreía. Sus ojos verdes eran (son) dos esmeraldas que las desearía cualquier monarca europea. En cada esquina, antes de cruzar la calle, me daba vuelta y me besaba.
Llegamos a la puerta de su edificio, un hombre que oficiaba de personal de seguridad dormía sentado.

- ¿Subimos? – me dijo C. sin mover sus ojos de los míos.
- Sabes, prefiero no subir – le respondí, también, sin sacarle mis ojos de los suyos – este , podemos vernos otro día ¿no?
- No esperaba otra respuesta – me contesto dándome otro beso de novela – yo también prefiero que no subamos y que nos vemos otro día, mañana podría ser ¿no?
- Si. Si mañana esta bien - le respondí mientras pensaba si me estaba poniendo a prueba (JA JA TE JODÍ)

Me acompaño hasta la esquina y me contó que “mañana” tenia una cena con su mejor amigo pero que después podíamos ir al cine o a tomar algo. Estuve de acuerdo.
Beso y otro beso y un tercer beso.
Taxi.
- A casa por favor – le digo al chofer mientras miro a C. parado en la esquina.
- Ok, pero me gustaría saber dónde queda su casa.-me dijo el taxista.
- Perdón vamos hasta….
- Bien.

Su silueta se desdibuja en la noche.
Llegó al departamento. Me acuesto. Lo pienso.
Mensaje:
Llegaste bien?
Respuesta:
Si, si, ¿vos qué haces?
Mensaje:
Pensaba en vos y en mañana cuando nos volvamos a ver
Respuesta:
Yo también. Que descanses.
Mensajes.
Vos también. Hasta mañana un poco más tarde que hoy y menos formales.

Me duermo pensando que nada es perfecto. Hasta acá no viste ningún defecto no?

No hay comentarios: