El libro es una excelente introducción a un tema poco transitado, con intención o por descuido, en el campo de la salud pública: las sistemas de salud prepagos, cuyo nombre ya es todo un problema porque ¿Qué sería aquello que uno pre-pagaría en términos de salud?
La autora hace un paneo por el desarrollo histórico de estas empresas en la Argentina y marca un antes y un después en la década de los noventa cuando se habría producido el adiós al derecho a la salud. Se deja muy bien establecida la existencia de dos sistemas que podrían hasta marcar una distinción de clase en términos de cobertura en salud: uno público y otro privado (las obras sociales son gerenciadas en términos de utilidad y no de eficacia para sus afiliado lo que las pone más del lado de lo privado que de lo público).
El libro en su conjunto, y queda muy claro al final, considera la salud como un bien y, como todo bien, valuable y por lo tanto pasible de ser consumido, comprado o alquilado (prepagado). Sin embargo, actualmente la salud es considerada no un bien sino un derecho que forma parte de un entramado de otros derechos lo cual nos lleva a pensar nuevamente en el rol del estado y que dentro de ese rol esta el sostener la salud a priori.
Si bien es un excelente libro para adentrarse en el tema, como todo texto proveniente de una visión académica reedifica su objeto de estudio cuando lo que debería es cuestionar ¿por qué el estado debería incluir en la planificación de sus políticas de salud pública a empresas cuyo objetivo es lucrar con la salud de una parte no desdeñable de la población ?(muchas prepagas pertenecen a grupos empresarios que las utilizan como obra social para sus empleados).
La autora hace un paneo por el desarrollo histórico de estas empresas en la Argentina y marca un antes y un después en la década de los noventa cuando se habría producido el adiós al derecho a la salud. Se deja muy bien establecida la existencia de dos sistemas que podrían hasta marcar una distinción de clase en términos de cobertura en salud: uno público y otro privado (las obras sociales son gerenciadas en términos de utilidad y no de eficacia para sus afiliado lo que las pone más del lado de lo privado que de lo público).
El libro en su conjunto, y queda muy claro al final, considera la salud como un bien y, como todo bien, valuable y por lo tanto pasible de ser consumido, comprado o alquilado (prepagado). Sin embargo, actualmente la salud es considerada no un bien sino un derecho que forma parte de un entramado de otros derechos lo cual nos lleva a pensar nuevamente en el rol del estado y que dentro de ese rol esta el sostener la salud a priori.
Si bien es un excelente libro para adentrarse en el tema, como todo texto proveniente de una visión académica reedifica su objeto de estudio cuando lo que debería es cuestionar ¿por qué el estado debería incluir en la planificación de sus políticas de salud pública a empresas cuyo objetivo es lucrar con la salud de una parte no desdeñable de la población ?(muchas prepagas pertenecen a grupos empresarios que las utilizan como obra social para sus empleados).
La salud es un derecho inalienable de los ciudadanos y es un poco ingenuo suponer que sería el interés princeps de empresas cuyo fin es obtener ganancias de un segmento de la población que elige poner alienar ese derecho en una empresa, lo cual implica, de por sí, responsabilizar a otros por un “bien” que no puede garantizarse a priori.
De todas formas el libro tiene un contexto dado por el corte temporal que la autora debió realizar y sería más que interesante ver si hoy su visión sería la misma.
De todas formas el libro tiene un contexto dado por el corte temporal que la autora debió realizar y sería más que interesante ver si hoy su visión sería la misma.
Agradecimiento: ESPACIO EDITORIAL
No hay comentarios:
Publicar un comentario