viernes, 15 de enero de 2010

V


Nacerme; parirme en cada útero;
con la misma sangre, la misma
que aúlla desde siempre por mis venas.
Yo no soy más que una mirada,
una noción a destiempo,
alguna palabra.
Sólo un caminante de la letra,
buscador de signos y respiros.
Escribí tanto mi nombre
y el dolor es no poder decirme.

Mi yo, como mi palabra, me rebasa, me sucumbe y no me basta. Intento completarme y descubrirme. Pero no sé de esperas; mi palabra se va y no encuentro la que vuelve.
Convivo con un lenguaje que me hace escuchar vientos de voz, contemplaciones y reclamos. Descifro un arte infinito de silencios, un tiempo que me cabalga con oscuras riendas. Esclavo soy de cada momento.
Dejaré transpolar los tiempos, virtual pasado que se contrapone a un futuro incierto y entre ellos me nace la sombra comprometida del presente.

No hay comentarios: