Un proyecto es la mínima parte cuantificada de un plan. La suma de dos o más proyectos afines constituyen un programa a su vez, la suma de programas dentro de un conjunto de fines, objetivos y medios, conforman el plan. En el plan encontramos los objetivos generales y los fines últimos de la política cultural. En un proyecto encontraremos las metas, actividades, tareas, tiempos y recursos, debidamente determinados. De manera que el proyecto se caracteriza por su precisión y su carácter unitario; esta referido a una sola cuestión; construcción de un museo, una escuela de arte, creación de un coro, una actividad educativa, etc.
El proyecto emerge de los resultados de un diagnostico, se sustenta en los principios ideológicos de la política cultural, se encuadra dentro de programas específicos, obedece a los contenidos de un plan general y se estructura mediante racionalidad y metodología, cuantificando acciones a través de cálculos ciertos y probables.
Si sabemos elaborar correctamente un proyecto estaremos en condiciones de elaborar satisfactoriamente un plan, ya que en definitiva, un plan es una suma de proyectos ordenados en programas, los que a su vez se encuadran bajo los lineamientos de una política cultural.
Los agentes culturales de distritos intermedios debemos saber que muchas veces un proyecto correctamente elaborado suele resultar mas útil a los niveles superiores de gobierno que son quienes deben convencer para que nuestro proyecto sea aprobado, que a nosotros mismos, ya que poseemos el dominio de la situación que nos otorga la cercanía con el caso en cuestión.
No olvidemos que nadie puede refutar un proyecto si no es con argumentos mas convincentes y con fundamentos mas valederos que los contenidos en el. Un buen programa es un arma para lograr objetivos. A veces no se sabe presentar las ideas, no se sabe convencer ni demostrar las virtudes de un proyecto. Por eso su contenido debe ser claro, preciso, de la medida exacta; debe ser noble, autentico y solidario con las necesidades reales.
En el contenido de un proyecto deben estar indirectamente reflejadas nuestra autoridad y capacidad en materia cultural, no como forma de vanagloria sino como presencia del área, como instrumento de penetración y de peso dentro de la organización general. Nuestra humildad debe ser la característica personal, pero no debe estar sustentada en la debilidad sino en la fuerza de la verdad, de la voluntad de bien, en la capacidad y en la dignidad.
El proyecto emerge de los resultados de un diagnostico, se sustenta en los principios ideológicos de la política cultural, se encuadra dentro de programas específicos, obedece a los contenidos de un plan general y se estructura mediante racionalidad y metodología, cuantificando acciones a través de cálculos ciertos y probables.
Si sabemos elaborar correctamente un proyecto estaremos en condiciones de elaborar satisfactoriamente un plan, ya que en definitiva, un plan es una suma de proyectos ordenados en programas, los que a su vez se encuadran bajo los lineamientos de una política cultural.
Los agentes culturales de distritos intermedios debemos saber que muchas veces un proyecto correctamente elaborado suele resultar mas útil a los niveles superiores de gobierno que son quienes deben convencer para que nuestro proyecto sea aprobado, que a nosotros mismos, ya que poseemos el dominio de la situación que nos otorga la cercanía con el caso en cuestión.
No olvidemos que nadie puede refutar un proyecto si no es con argumentos mas convincentes y con fundamentos mas valederos que los contenidos en el. Un buen programa es un arma para lograr objetivos. A veces no se sabe presentar las ideas, no se sabe convencer ni demostrar las virtudes de un proyecto. Por eso su contenido debe ser claro, preciso, de la medida exacta; debe ser noble, autentico y solidario con las necesidades reales.
En el contenido de un proyecto deben estar indirectamente reflejadas nuestra autoridad y capacidad en materia cultural, no como forma de vanagloria sino como presencia del área, como instrumento de penetración y de peso dentro de la organización general. Nuestra humildad debe ser la característica personal, pero no debe estar sustentada en la debilidad sino en la fuerza de la verdad, de la voluntad de bien, en la capacidad y en la dignidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario