lunes, 25 de mayo de 2009

I HAVE FULLY COME OUT OF THE CLOSET – Cap 28 – LA BETTY



Lo he reconocido desde el principio, pero siempre sirve aclarar nuevamente: YO, no era precisamente la Madre Teresa me acercaba más a Sara T (si no sabes quién es búscalo en Google). Tampoco era un descocado, te estoy hablando año 92, 93, maso. Simplemente tenía ganas de experimentar social y sexualmente en el hipócrita mundo gay (aunque en esos años no era tan hipócrita). Hasta aquí bien. Para esta experiencia, ya que no conocía mucho, necesitaba un compañero de ruta; Javo todavía no estaba en mis planes de amistades y yo quería salir con alguien a conocer la noche.
Uno a veces recurre a ocasionales conocidos, otras veces a compañeros de estudios, a familiares, o simplemente sale solo. No era mi caso, solo no iba a salir, la noche para mi era cautivante pero, yo era cauteloso.
Nada mejor que recurrir a las viejas amistades, que crees están en Pampa y la Vía como vos (es decir que aún no han salido totalmente del Closet). Claro que ese era mi pensamiento antes de convocar para mis andanzas a mi adorada, mi querida, mi vapuleada: SEÑORES Y SEÑORAS, MARIQUITAS Y MARICONES, CON USTEDES LA BETTYYYYYYYYYYY.
¿Están pensando en Ana María Orozco y su personaje de Beatriz Pinzón Solano en Betty la Fea? No error, error. LA BETTY era más que una secretaria fea. En aquellos tiempos LA BETTY era, como definirl@, no me vienen palabras, era más mujer que Shania Twain, más loca que Guido Suller, mas fe@ que pisar mierda descalzo, más hueca que el interior de un tambor. Pero era él, así, tómalo o déjalo, simplemente LA BETTY, un chico común.
LA BETTY tiene nombre por supuesto, de hombre, porque es un HOMBRE, pero ese nombre se desdibujo de la memoria colectiva cuando una tarde en Sagittaria estábamos todos reunidos en casa de un amigo preparando la vestimenta para un baile de disfraces y uno de ellos exclama: Che, ¿cómo se llamarían si fuesen mujeres?, uno de los presentes dijo Dolly (la oveja aún no existía) y me descompuse de risa ante tal nombre y le dije: - - Pero ese es nombre de vieja!, y me respondió - ¿qué te pasa?, mi mamá se llama Dolly. (Situación que empeoro las cosas pues todos empezamos a cagarnos de risa mal) y S. retorcido de la risa dijo: -Yo me llamaría Beatriz, no término de decir IZ que nuestras carcajadas casi derrumban la enorme casona del otro amigo. Y esto recién empezaba.
Lo más gracioso fue el final del día cuando todos estábamos camino a la fiesta de disfraces y S. baja del auto de su madre (su madre manejaba) íntegramente vestido de mujer!!!!. No te imagines un trava de pueblo, una diva o una señorona. S. era algo así como una ama de casa destruida por la batalla diaria de mantener su hogar: una peluca que parecía un gato muerto luego de que la sarna lo atacase, un batón verde agua agujereado, chatitas de charol (escuchaste bien: DE CHAROL!!!!) pintada como la ultima publicidad de ALBA, casi te diría que no se le veía la cara, y medias de nylon marrones.

Los seis que lo estábamos esperando quedamos perplejos, inertes, porque ¿sabes que era lo más cómico? (además de ver a esa mariquita disfrazada de cualquier cosa) Que el baile era temático y la consigna era ir disfrazados de un personaje de terror!!!!, La loca disfrazada de mujer!!!!, no lo podíamos creer y P. dice sin ningún disimulo - Más que Beatriz vos sos Betty, una cualquiera!.
Ahí quedo patentado en nuestros oídos, en nuestra historia y en nuestra vida un nombre que será recordado por siempre, nunca más volvimos a llamarlo por su nombre, creo que sólo mi madre lo hace, ya que mis hermanos, amigos y etc, para absolutamente todos, él es LA BETTY.
LA BETTY siempre fue descarada. En Sagittaria no dejo títere con cabeza, no se acostó con un sapo porque no sabia cual era el macho. Garchó con media ciudad y nunca le importo nada, hizo los escándalos más recordados en la escuela por el acoso de nuestros compañeros hacia él (cosa que a él le encantaba y vivía provocándolos). Los gritos de LA BETTY, en estas situaciones, se sentían hasta en los pueblos linderos pues su voz tenia una particular característica: lograba pasar naturalmente de un tono tenor a un soprano en cuestión de segundos y gritando era una mezcla de Irene Callas con Placido Domingo que daba pavor. Jamás le cambio la voz, hasta el día de hoy conservar el mismo tono ensordecedor y por momentos insoportable. Años, pero años no hizo creer a todos que tenia un problema de dicción porque de chico se había tragado una moneda.
A LA BETTY la conozco desde los 3 años; jardín, primaria, secundaria, viajes, hemos compartido casi una vida en estos 34 años, todas la tristezas y alegrías que te puedas imaginar, porque en aquellas época si era algo por lo que se caracterizaba LA BETTY, además de su insoportable voz, era por su extrema comicidad (debo confesar que esto último no se donde los habrá perdido ya que hoy por hoy es la amargura hecha persona).

Cuando yo vine a vivir a Buenos Aires LA BETTY se radico en La Plata y todos los santos viernes se instalaba en el lugar que yo viviese para pasar el fin de semana conmigo. Era un ritual juntarnos y mis nuevos amigos aceptaban con gusto conocer a esta loca linda y cómica. Mi pareja lo adoraba y ante ellos LA BETTY era un señor (cosa que con el tiempo también perdió, la masculinidad digo).
Claro que su comicidad pasaba no porque era cómico, sino por todo lo contrario; era tan extremadamente trágico que todo en él se tornaba gracioso.

Recuerdo una noche de invierno en Sagittaria; un frío que te ajaba la cara, en mi casa nos disponíamos a cenar cuando de golpe se abre la puerta del comedor y entra LA BETTY , desencajado, histérico, con la bufanda enrredada entre la cabeza y el cuello, una especie de mujer musulmana. Mi madre, mis hermanos y yo lo miramos atónitos y él exclamo con esa voz inolvidable: - ME QUISIERON VIOLAR, ME QUISIERON VIOOOOOOLLLAAAARRRR!!. A mi madre se le cayo el trozo de pollo que estaba comiendo de la boca, mis hermanos dieron vuelta su cara y siguieron comiendo como si nada y yo, acostumbrado a sus delirios noveleros (miraba todas la novelas habidas y por haber LA BETTY) sólo atiné a un: - No podes Betty!. Nunca la quisieron violar se hacia la película una y otra vez que los tipos que trabajaban de noche en una gomería gigante y su fantasía pasaba por ese morbo. Otra de la cosas graciosas que vivimos en Sagittaria fue cuando LA BETTY se enamoro perdidamente del profesor de gimnasia (era tremendamente enamoradizo). Por supuesto que el tipo (el profesor) jamás se dio cuenta que LA BETTY existía. Llego el día del cumpleaños del profesor, nos estaba preparando para una maratón, haciéndonos correr los putos 12 minutos sin parar. A la tarde habíamos acompañado a LA BETTY comprar un regalo para el tipo (¿decime si esto no es de mariquitas quinceañeras?!). El tema es que no lo podíamos hacer cambiar de opinión, él quería un regalo para el profesor y se había ensañado con eso, pero, ¿cómo carajo se lo iba a dar?, quedaba como el orto que semejante loca le regale a su profesor de gimnasia, casado, con hijos y súmale en un pueblo, un perfumito. Bien íbamos por lo 4 minutos de corridas por ese puto salón que, aún hoy, detesto (¡cuánta transpiración derrochada al pedo!), LA BETTY, P, y yo.
P le dice a LA BETTY: - vos estas loco no se lo des, no se lo des (mientras el profe nos gritaba de la otra punta: - dejen de hablar cotorras y corran!). – No se lo voy a dar!! Le hice una tarjetita, en algún momento cuando se distraiga se lo dejo en la mesa. Yo azorado le dije: ¿Vos estas en pedo BETTY ?, el tipo se va a dar cuenta y vas a pasar el papelón del siglo!!!.
Parece que Dios o no sé quien mierda escucha todo y… actúa en consecuencia, en es mismo momento de aquel culebrón venezolano hay un apagón total en el pueblo. El salón de gimnasia es habitado por un silencio nefastoy una oscuridad inamóvible, sólo logro escuchar un tikitikitikitiki y no lo dude un segundo, era los sigilosos pasos de LA BETTY que algo tramaba.
También parece que Dios o no sé quien mierda, nos enseña lecciones permanentemente, pues 40 segundos más tarde y de la nada se hizo la luz y ahí estaba LA BETTY, misteriosa, dramática, certera y boluda total.
Ahí estaba metiendo su paquetito con un horrible COLBERT NOIR en la campera del profesor si siquiera darse cuenta que el tipo estaba detrás de él mirándolo,-¿ Qué esta haciendo?! – Shoooooo? – dijo LA BETTY, - Si!, quién más?, ¿por qué me esta revisando la campera?. – ¿La campera? Hay perdón!! Pense que era la miaaaa!, discúlpemeee profesooor.
Y así sin más se alineo, bajo la mirada atenta de todos los que corríamos, a nosotros. Habia quedado como una chorra absoluta (luego el profesor lo llamaría otra vez y por supuesto, con el tiempo terminaron acostándose). No había duda alguna, si LA BETTY quería algo, a la corta o a la larga lo conseguía, ¿cómo no recurrir a él?

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