domingo, 31 de mayo de 2009

Carta 1


Salta, 2003

Querido RZ, ¿te soy honesto? no creí que me escribirías, ahora que he recibido este hermoso pensamiento me hace pensar que la verdadera fraternidad va mas allá de encuentros físicos, cuando guardamos y meditamos en nuestro corazón las enseñanzas que Dios nos va dando en la vida (asi como Mama María) a través de otras personas estamos aprendiendo a amar, entonces no es necesario tener a ese ser amado enfrente, la distancia se reduce a espacio físico porque el verdadero amor no conoce distancia, el verdadero amor no se expresa con actitudes exteriores, estas son una consecuencia de nuestro ser interior; cuando decidimos seguir al Señor, no pensamos en verlo con los ojos de la cara, porque lo vemos con los ojos del corazón, no pensamos escuchar su voz, porque en cada latido de amor, en el trinar de los aves, en el suave silbido del viento, en el rugir de las bestias el nos habla, no pensamos en tocarlo, porque es tal la fuerza de su abrazo paterno y materno que nos abandonamos a su amor. Así es Dios, invisible para el ciego, mudo para el sordo, desconocido para el que no ama. Entrégate a El, escríbele a El. No permitas que el mundo seque tus labios, consuma tus palabras, que todos tus pensamientos se traduzcan en libros de vida para el desolado, deja que el Señor te haga trascender a lo que es verdadero y real, que tu voz no se convierta en un brisa pasajera y termines abatido por el maltrato terrenal. No mas Ricardo, es tiempo de romper barreras y levantar fuertes murallas cimentadas en el amor eterno de Dios. Dale a Jesús una oportunidad en tu vida, que el guíe tu mano (Señor, a quien iremos? solo tu tienes palabras de vida eterna). Que el amor de Jesús y la protección maternal de Nuestra Madre María te lleven a casa y no te alejes nunca más.
Hno. Rodolfo D.J.

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