viernes, 18 de diciembre de 2009

La semana

No puedo negarlo: viví una semana de mierda. Comprobé en un absoluto que los seres humanos tenemos instintos asesinos cual pantera acechando una gacela. Me pase toda la semana leyendo el Código Penal, para encontrar la existencia de alguna articulo que, efectivamente enuncie, si mato a una persona estoy exento de prisión. La búsqueda fue al pedo. Pues, aun encontrando la estrategia ideal para asesinar a una compañera de trabajo (digo para que no sufra ni manche el piso de la oficina con sangre), iría preso irremediablemente.
Si, es así, ¿por qué tenemos que lidiar con la mala onda, la mala energía, la mala disposición, las eternas caras de culo, las respuestas monosílabicas, características que vienen, generalmente de estas personas; totalmente inoperantes, frustradas personal y laboralmente? Y que encima cuando les preguntas ¿Qué te pasa? te contestan – A mi nada por… con una cara de lastimosa necesidad de una alegría.
Meses que tengo que soportar su innecesaria depresión, su vacuidad, su andar cansino Ah!!!!! la quiero matar, encima ni te da la posibilidad de enfrentarla con esa cara de mosquita muerta y pelotuda que pone como diciendo los locos son ustedes, yo estoy regia.
En principio pensé que eran ideas mías, pero con el tiempo me di cuenta que nadie la soporta, en realidad esta idea mía vino ya que yo era el único que le prestaba atención, pero descubrí que los demás ya se habían hartado d esta perra rabiosa, que ante cualquier propuesta antepone PALABRITAS TAN COPADAS COMO NO, IMPOSIBLE, NO CREO QUE ESE PROYECTO SALGA, PARA QUE VAMOS A HACER ESO NO NO NO NO todo es no; es de las que le busca problemas hasta a las soluciones.
Pensé en comprar un consolador de unos 26 cms y dejárselo disimuladamente en su escritorio, pero supuse que al regalo lo compararía con su pareja y se deprimiría más aún, y en este caso sería pero el remedio que la enfermedad. Pensé en decir que era una inepta para el trabajo (cosa que es verdad) pero también es verdad que no soy alcahuete y por ultimo pensé en matarla, la decisión más acertada para sacarla del medio y la peor decisión para mi vida.
No puedo hacer nada más que ignorarla y ponerle algún hipnótico en los litros de café que toma, por ahí al menos deja de largar tanta mala onda. En fin también el trabajo no ayuda un fin de semana para pensar va a ser este y estoy harto de pensar.

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