miércoles, 13 de enero de 2010

Buscar la madurez en la adolescencia

No se puede hablar de sexualidad en los adolescentes sin antes hablar de la sexualidad de los padres, porque todos hemos pasado por la adolescencia y muchas veces esta etapa no ha sido superada y se quedó dentro nuestro.

Cuando no se ha vivido óptimamente una etapa de nuestra vida, la arrastramos como una fijación a lo largo de nuestra existencia; hay personas que recuerdan su adolescencia, como si no hubiese existido; otros, se quedan adolescentes.

Tenemos que madurar emocionalmente para después hacer que ese adolescente madure y controle sus impulsos, no sólo al momento de tener relaciones sexuales, sino en cada una de las acciones de su vida.

Ayudar en la autoestima del adolescente, que aprenda a estimarse; es la etapa más difícil, el adolescente quiere demostrar su autoridad, su rebeldía, se debe ayudar conversándo, asintiendo a lo que dice pero mostrándole que nos duele mucho su comportamiento, que su actitud es errónea, con amor, por supuesto.

El saber valorarse y estimarse, logrará que el adolescente madure, que acepte su sexualidad sin tabúes y que pueda disfrutarla al máximo con una buena pareja.

Hay que reflexionar sobre la sexualidad sin ningún tipo de tabúes, porque en esta sociedad se enseña que el sexo es malo, hay que disfrutar con esa persona buena, que nos respeta, con la que compartes un buen espacio, de disfrute.

La intimidad es fundamental en la adolescencia, los padres deben darles espacio a sus hijos, deben tener capacidad de cambio, el hogar no puede ser el mismo si hay un adolescente; no hay que presionar, es importante el entendimiento, pues no hay que permitir que nuestros hijos cometan los mismos errores que nosotros.

En la adolescencia se afrontan dos grandes dramas, el primero en torno a los cambios físicos, del cuerpo. La aparición de vellos en el cuerpo, los cambios hormonales, todo es una incertidumbre en torno al cuerpo. El segundo drama es la sexualidad, sobre si uno es mujer, es hombre u homosexual. Ésta es una duda constante entre los adolescentes, lo que deberían saber y que muchos padres no dicen, es que esta duda la tenemos todos los adultos, junto con el miedo de si estamos o no locos.

Cuando una madre ha sido equilibrada y el padre medianamente acertado las dudas sobre la sexualidad disminuyen. De lo contrario surgen diversas dudas en cuanto a la sexualidad, por ejemplo, cuando en un hogar la ausencia del padre ha sido sentida por el hijo varón, un abrazo un beso, ese hijo cuando crezca, buscará afecto de una figura masculina, ser tocado de alguna forma sin tener que llegar a la intimidad o afirmando realmente que se es homosexual.

Lo mismo ocurre en el caso de homosexualidad en mujeres, el lesbianismo, que, por falta de afecto de la madre, lo busca en otra mujer.

Esto no quiere decir que sean homosexuales pero, por falta de afecto en la niñez, se busca una compensación en la adultez.

Las hijas, cuando ven que la madre prefiere al varón, piensan que no valen nada y renuncian a su condición de mujeres, porque ya no quieren serlo, es por eso que se ven a mujeres que buscan mujeres tan sólo para que las acaricien, es una respuesta a la rabia que sienten, porque creen que no tuvieron madre.

No se está insinuando que, cuando un joven llegue a la adolescencia y haga homosexualidad, sea un enfermo. Sino que ha tomado el camino más doloroso porque ha tenido miedo a seguir el camino más sencillo.

Así, es en el hogar y en la escuela donde se puede lograr que la adolescencia y la mayoría de sus conflictos se aminoren.

Lo único que les queda a los padres y docentes es acompañarlos y quitarse la idea trastornada que todo va a ser como antes. Se recomienda disfrutar de la sexualidad, y si no se ha disfrutado aún, nunca es tarde, lo importante es saber si hay un problema y buscar la forma de corregirlo.

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