viernes, 8 de enero de 2010

Feliz Navidad –Mi hermano –


S. es totalmente opuesto a mi hermana (creo que se baña y cambia porque mi madre lo amenaza de muerte, no le importa nada las pilchas y creo que si por él fuese vestiría sólo con su piel).
S. es sensible, tranquilo, de convicciones fuertes, nunca discute, pero si tiene que hacerlo lo hace radicalmente, es decir; ante la pelotudes ajena responde con un puñetazo; a mi me fascina ese sentido primitivo de la acción y resolución que tiene.
Externamente despreocupado de todo, digo: todo le chupa un huevo el mundo se puede estar cayendo que él sigue como si nada con su vida; trabajando, durmiendo terribles siestas cual santiagueño y chupando cerveza como loco.
Le gustan las mujeres de 18 a 100 años, sin distinción de credo, raza ni nada por el estilo, le gustan mucho, demasiado, por demás; es algo así como una bragueta sin cierre que anda suelta por el mundo, en mi pensamiento imagino que su órgano sexual es independiente de él; tiene rueditas y lo larga por la avenida y si pica, pica.
S. es lindo, sociable, agradable, pero por sobre todo lo dicho anteriormente, es extremadamente bueno y sensible (a su forma claro) y da lo que no tiene a sus seres queridos y a los no queridos también. No existe persona hable mal de mi hermano. Ni siquiera su novia desde hace 5 años (si, si ya hace cinco años que esta de novio, pero que no renuncia a dar rienda suelta a su bragueta).
Como lo de su bragueta, en mi familia, es publico (no incluyo a su novia, siempre son las ultimas en enterarse), esto genera un eterno malestar en mi madre, no porque ella sea una arcaica mental, sino porque S, se encarga permanentemente en meterla en sus quilombos sexuales y la hace mentir en forma cotidiana en su discurso con la novia oficial. Mi madre y yo detestamos profundamente las mentiras, mis hermanos son más amigos de ella. De esta forma mi hermano deja el auto en la puerta de la casa de mi madre y va a lo de su amante (una cuadra) así, muchas noche, P. (la novia oficial de mi hermano toca el timbre en casa de mi madre (la cual vive en estado de shock, ya que el timbre suena a las dos o tres de la madrugada) para preguntar:

-Hola esta S durmiendo acá?
- No querida, fue al bar con sus amigos. (imagino diciendo esto mientras una gota de sudor frío le recorre la cara)
- ¿Al bar? Vengo de ahí y no esta…
- Ahhhh, este, debe venir caminando…. (Nota: el bar queda a dos cuadras de casa)
- Y va a tardar tanto?
- No sé, anda otra vez… capaz esta en el otro (el otro bar queda a una cuadra)
-También fui y no esta…
- Bueno estará en lo de algún amigo… no sé que decirte.
- Esta bien, lo espero…
- Pero no P. anda a dormir tranquila, cuando venga le digo que te llame. Querida es las dos de la madrugada yo me levanto a las siete, ¡no te vas a quedar sola esperándolo!

Dos veces a la semana esta escena se repite. Cuando llega mi hermano, a casa de mi madre, se arman unos escándalos de gran tamaño, bajo la amenaza (nunca cumplida) de mi madre de decirle a P. que S. la engaña con cuanta vagina se le cruza.

En Nochebuena me di cuenta que en todas las navidades de nuestra vida, él se sentó a mi lado. A los dos nos gusta tomar, secretear, para que los demás se enfermen de los nervios, para tomarle el pelo a mi hermana, y hacer rabiar a nuestro cuñado con opiniones sobre la crisis del campo (el trabaja en sus campos). Nos encanta tirarnos en el piso a revolcarnos con nuestro sobrino e ir al arroyo a tomar mate y que me “use” como su confesor.
Esta navidad lo sentí más cerca que nunca, creo que hasta se olvido que estaba P. con él. De esto último me di cuenta cuando mi madre diplomáticamente lo llamo aparte y le dijo:

- Grandísimo perro no le dijiste Feliz Navidad a P!!!
- Bueno ma, no puedo estar en todo-mientras daba vuelta y me decía – - R. me acompañas a tomar algo al bar?, pero vamos solos eh?!

Cinco minutos después, me dejaba en casa de mamá y él seguramente iba a pasar una muy buena Navidad.

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