sábado, 23 de enero de 2010

UNA FILOSOFÍA QUE SE PIERDE EN LA NOCHE DE LOS TIEMPOS


Es en las riberas del valle del Indo, en el 3000 aC, donde las culturas prearias, dravídicas, de Harappa, Mohenjo-Daro, Lothal, etc., se asientan. Y más allá, en el 7000 aC, en la civilización de Merhgarh, donde se han encontrado las primeras huellas del culto a la Diosa.

En aquellos remotos tiempos dravidianos, Siva, el Venerable Auspicioso, enseñó, con absoluta claridad, cuáles eran las tres causas de nuestro sufrimiento, los tres venenos de nuestra mente y de nuestro corazón, y los llamó: ego, apego e ignorancia. Éste fue el legendario inicio del Tantra. De estos tres venenos surgen las nueve pasiones, conocidas como: soberbia, lujuria, vanidad, ira, celos, pereza, gula, envidia y avaricia. Combinando éstas, en mayor o menor proporción, surgen las complejas enfermedades mentales: neurosis, psicosis, narcisismos, rupturas del yo, crisis de identidad, complejos, condicionamientos, prejuicios, impulsividades, ataduras, huidas…

A mediados del segundo milenio aC, Krishna, -quizá el más importante avatar o encarnación de Visnhú, nos enseñó, en el Bhagavad Guita, el camino del Bakti y Karma Yoga. Un Yoga que pone en práctica cómo liberarnos del deseo, -o más generalmente-, del apego y la posesividad, lo patológico del apego. Con esta sagrada escritura es posible comprender mejor el diálogo entre Krishna y el guerrero espiritual, Arjuna, que realiza una guerra consigo mismo para salvarse de sí mismo. El Tantra nos revela: “da lo mejor que llevas dentro sin esperar recibir nada a cambio; pues quien espera, desespera”, en la actualidad, encontramos por todas partes de India, gentes, “mendigos” normalmente, que conocen el Guita de memoria, y lo más sorprendente, es que no saben leer. En la actualidad empiezan a aparecer muchos textos sagrados prearios, dravídicos, en el sur de India, en concreto, en Tamil Nadú y Kelara, que probablemente son de esta época o quizá antes.

Ya en el siglo VI aC, Buddha Sakyamuni, el Venerable Despierto, -príncipe de los Sakyas-, simplificó las enseñanzas Sivaítas para hacer de esta intrincada filosofía y complejísimo Yoga algo asequible a la mayor parte de la humanidad. Para Él los tres venenos son: ira, deseo e ignorancia, una simplificación muy buena y entendible a más gente. Ahí reside el éxito del Budismo.

La impresionante figura del MahaSiddha Patajñali aparece en India allá por el 256 aC dejando tras de sí tres impresionantes obras sobre sánscrito, yoga y ayurveda. El siglo I dC es quizá el legendario orígen de los Kaulas, en el sur de India. En el s. V va conformándose lo que posteriormente llamaremos, Vajrayana o Budismo Tántrico en India; y en el s. VII es llevada, esta filosofía, a Tíbet por Padmasambhava, naciendo la primera orden monástica tibetana, Nyingmapa. Hacia el s. IX se constituye la Escuela Tántrica de Cachemira. En el siglo X dC, los Maestros Tántricos hindúes cansados de tantos acosos y persecuciones por parte de ignorantes e inquisidores de mentes calenturientas, escondieron las escrituras Tántricas y dejaron breves fragmentos de Tantra que describen el Hatha y Raja Yoga muy sucintamente, en obras, bien conocidas en occidente por los mejores yoguis, como el Hatha Yoga Pradipika, Geranda Samitha y Siva Samitha, fundamento del linaje Tántrico Nath. Omitien, por completo, toda esa filosofía Tántrica para alcanzar la sanación emocional y sexual y, sobretodo, la iluminación en la presente vida.


Swami Kurmarajadasa
Escuela Tántrica Sivaíta
http://www.tantrasivaita.com/

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