viernes, 22 de enero de 2010

Tantra I


El Tantra trabaja con el cuerpo físico y con sus aspectos sutiles, koshas, compuesto de energía vital, prana, y otras energías causales. El cuerpo energético sutil contiene siete vórtices principales, denominados, chakras, que están alineados a lo largo de la columna vertebral. El poder de la serpiente, kundalini sakti, se despierta en el centro psicoenergético más bajo y luego debe ascender hasta la cima de la cabeza, permitiendo la liberación, kaivalya, -el nirvana, de los budistas-, o el matrimonio cósmico entre Siva y Sakti, como decimos los Tántricos.

El Tantra no busca aumentar el placer al máximo, sino comprender la beatitud, ananda, que es característica inalienable de nuestro más profundo Sí-Mismo. Por eso, Tantra es, por otra parte, -aunque la misma parte-, el camino secreto del amor sexual trascendente, cuyo simbolismo ha quedado eternizado para siempre en los muros de los templos de la ciudad santa de Khajuraho, en India.

Tantra es sublimación, es transformación. Es la transformación, -con mayúsculas-, puesto que la misma energía que está en el odio, la ira, los celos, la envidia, se halla también en el amor, la tolerancia, la comprensión, la generosidad, o la ecuanimidad. Así como el domador domina sus leones, el Tántrico domina sus pasiones. Pero, igual que el domador no mata ni anestesia a sus leones, el Tántrico no elimina ni atrofia sus pasiones, más bien se sirve de ellas y las trasciende. Sólo mediante estas actitudes, el Tántrico es capaz de conseguir el automominio y ser dueño de sí mismo. Paramahamsa, ser dueño de sí mismo es primero sin que las pasiones te dominen, es lo primero que debe alcanzar el pashu, como dirían los hindúes, o nahual, como dirían los toltecas, aztecas y mayas. Paramatma, trascender materia y espíritu, ver y sentir que todo es Dios, que todo está interconectado, que todas las consecuencias tienen una causa, aunque no la conozcamos, finalmente, es la meta del Jiva, del individuo, alineado pero que ya no es pashu, que debe, posteriormente, fusionarse con ParamaSiva, el gran maestro de las causas, el que está más allá de las causas y efectos, el gran creador, conservador y destructor del Universo, el gran kaivalya, o liberación absoluta, es la meta del Tantra, la meta de toda meta.

Tantra dice: “El mismo suelo que te hace caer te ayuda a levantarte. El mismo poder que vela, desvela, “aquello que te crea la ilusión, te desilusiona; lo que te engaña, te desengaña; lo que esclaviza, libera; lo que confunde, ilumina”… Tal es la ley del Tantra.


Swami Kurmarajadasa

Escuela Tántrica Sivaíta
www.tantrasivaita.com

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