jueves, 4 de junio de 2009

Correspondencias 2008 M.S / R. Z.


Hola Z, respondo a tus poemas por este correo que es mi correo doméstico. No utilizo el otro porque es el correo de fibertel, y como su nombre lo indica, es antipoético. He leído con atención tus poemas, ellos se pusieron a hablar como si hubieran estado por un largo tiempo en un convento de clausura (de esos donde monjas y monjes no pueden decir ni mú) entonces yo le presté la oreja, pero por un rato. Después les recomendé que volvieran a rezar, pero en silencio.
En otro correo, en aquel de la fibra telefónica, me das las gracias. No me tienes que dar las gracias a mí, ahora soy yo el agradecido. Y sólo nos queda esperar, ¿cuánto habrá que esperar? Y habrá que esperar unos 30 años. Entonces seré muy viejito y me vendrán a hacerme un reportaje. El posible periodista joven me preguntará: ¿Y usted a quién conoció y trató en su mundo con los libros? Yo le responderé con cierta insolencia, a mi Me conocieron y desconocieron muchas personas.
¿Cómo cuáles? preguntará el incauto. Para confundirlo más aún, le diré, por empezar:
- Conocí a Borges, a R. Z. y a Victoria Ocampo. (La fórmula de un apellido italiano entre dos apellidos burgueses nunca falla) Enseguida vendrá el interrogante:


¿Y quién era R. Z.? Entonces pondré cara de espanto y le soltaré la réplica:


- ¿Cómo? ¿Es que usted no sabe quién fue Z.?... joven no es que lo esté tratando de ignorante o algo por el estilo, pero si usted viene a hacerme una nota a mi y no sabe quien fue Z estamos en serios problemas.


Acto seguido, le marcaré los parámetros con mi mejor cara de circunstancia.


- Z. fue para mí lo que Macedonio Fernández fue para Borges (y este es un secreto que espero que usted no lo publique: todas las borgerías que decía el autor de El Aleph se las enseñó Macedonio) Bien, le informaré al respecto; Z. era un peregrino de la palabra. Como todo pensador de placard, tenía una religión solitaria con una filosofía solitaria. Para que usted me entienda, Z. desarrollaba sus teorías en los sueños, al despertar las escribía en la cama y luego las enviaba al placard de las comunicaciones. Como Aristóteles, aparte de sus escritos esotéricos, Z. tenía una publicación exotérica titulada "El hábito de escribir" Demás está decir que la ideología de esa delgada pero importante revista literaria estaba fundada sobre lo "no necesario". A propósito de Z. , recién le nombré a usted un par de sustantivos y usted ,que sólo practica la ideología de "lo necesario", no se inmutó; era previsible. Debió haberlo hecho, Aristóteles es el padre de la Metafísica, enseñaba en la Academia de Platón (Academia que funcionó durante mil años, cifra que el común de los periodistas jóvenes no tienen porqué conocer. Ahora bien y para seguir cultivándolo a usted en pocos minutos, esta Academia la inaugura Platón el año 300 antes de Cristo, pasan por ellas todos los filósofos más importantes de Occidente y se cierra cerca del 700 después de Cristo.) En la Academia había dos tipos de manuscritos que guardaban los conocimientos, los esotéricos -que no podían salir del recinto- y los exotéricos -que sí podían salir-como salen hoy en día los apuntes, los libros, los diarios y las revistas. Con los siglos el significado del término esotérico cambió. Consulte usted su actual significado y no hay una sola enciclopedia o diccionario que de por referencia lo que le estoy diciendo. Antes de salir de la Academia de Platón y todos los que por allí pasaron, supongo que usted sabe quién fue Platón,y quien fue Aristóteles, que a su vez fue profesor de Alejandro Magno y que en más de una oportunidad habrá entrado al recinto. Y podría aportándole más datos para sacarlo de su pseudo-ignorancia: La humanidad le debe mucho a Aristóteles, aparte de su aporte a los problemas filosóficos, le debe la iniciación a las ciencias de observación, que a su vez le sirvieron para crear 3 ciencias nuevas: la lógica como instrumento de todas las ciencias, la metafísica que le da un punto de apoyo a todos estos instrumentos, y la psicología, que es la ciencia de adivinar que está pasando en la psiquis de uno o de otro y sacar las conclusiones valiéndose de la experiencia, término inventado por Aristóteles.
Ahora usted ya sabe por qué Z. es tan importante para mí como lo fue Macedonio para el autor de Ficciones. Si usted estudia el tema y se documenta, conocerá a un Z. que estudia la literatura del alma bajo el lema LOS LIBROS NO MUERDEN. A un Z. que observa la sociedad en los aspectos de Planificación y de Globalización y desarrollo cultural. Y a otro Z. que supo dictar las conferencias magistrales sobre organización estratégica en los micro emprendimientos, escribiendo sobre la historia de los tiempos que corren apoyado en la lógica, en la metafísica y en la psicología.


Como verá en las letras argentinas no todo es Borges, al contrario, al lado de Z., Borges no es absolutamente nada. En cambio nuestro Z. sale de la literatura autoreferencial y descubre, como Leopoldo Marechal, como Filisberto Hernández, como Roberto Arlt, como Julio Cortázar, al hombre de la calle en acción con la palabra que ha escrito en sus sueños. ¿Me captó? ¿O ahora debo explicarle quienes fueron Marechal, Cortázar, Arlt o Filisberto Hernándes?. Pero ya no tengo tiempo. Mi tiempo o el breve tiempo que le pude dar a usted lo gasté en R. Z., nacido en Coronel Pringles, y a partir de aquella época, nuestro Macedonio, nuestro Aristóteles y podría seguir, pero de aquí en más, queda en usted hacer el relevamiento de la obra linguística, de la obra poética y de la obra onírica de nuestro gran Z. , y digo nuestro, porque a partir de este preciso momento a usted también le pertenece.
M. S.


Estimado M.: Como era de esperar en mí, desde mí, sentí la imperiosa necesidad, luego de leer su carta, de esconderme en los sueños para luego despertar a lo cotidiano y abrir la puerta de mis amaneceres para poder responderle.
Siento, a veces, que el tiempo es la única distancia que me hace renacerme de mi, súmele a esto la distancia inmersa en sueños. Pero en ese exacto tiempo onírico que encuentro, también lo siento como el único lugar en el que puedo ahuyentarme de mí. ¿Es el Kairos, tal vez?
Su carta ha inspirado a todas mis desesperaciones, algo así como insinuarme naufrago en la orilla de un destino, algo así como hacerme escapar por un rato de tanto tiempo perdido aunque sujeto a normas que desconocen el tiempo.
Sobre lo cotidiano puedo expresarle la certeza de que será entrevistado antes que sus letras se hagan carne en la carne de los lectores; esos fantasmas que intentaran descifrar, quizás entrelineas, algún hilo que conduzca a su alma. . ¡No los deje!, desnúdese ante usted mismo en la magia del silencio quebrando el silencio, que las palabras no lo anuncien sino que le susurren una llamita, una llamita que guarde el fuego necesario para que usted se sobreviva en las palabras. La palabra es el escudo contra la desidia, la ignorancia. No es palabra quien profiere con el habla, sino quien lo hace desde el habla.

IL faut oublier
Tout peut s^oublier
Qui s^enfuit deja
Oublier le temps
Des malentendus

Recuerda acaso estos versos de aquella inmortal canción?. NE ME QUITTE PAS.
Vuelvo: he huido tanto de mi que a veces ni siquiera me recuerdo. Olvido el tiempo por completo, todo me parece ayer, nada me llama mañana, aunque se que las edades han envejecido mi rostro y no siento deseos de mudar mi piel.
De aquí que usted menciona a un tal Z. , en esa cuasi-contienda periodística con un joven que a futuro lo entrevista. Yo le pregunto, ¿quién es ese tal Z.?, no lo recuerdo, aunque creo que lo peor es no querer asumirlo. ¿Será, tal vez, ese tal Z. quién escribo unos cuantos versos en homenaje a Borges desglosando su poema 1964?. Aquí tengo algo que podría acercarse a él.

PERO NO BASTA

Que solo te has quedado ciego visionario
Nunca imaginaste del amor este descaro
Ni de la luna el encantador y fiel engaño
que en su reflejo te muestra quebrantado.

Hay un dolor flotante que te gira
En una hoguera de tremendas pesadillas
Y un temido laberinto que dilata
Los simultáneos caminos de la distancia

Tendrás tus tigres como la otra esfinge
Pero nunca los dones de aquel sabio
Serás la palabra que en poesía finge
El polvo cerrado de tus labios.

No habrá estatua en tu fugaz intento
Ni en la inmortalidad serás consagrado
Por ser estigma de tu cruel invento
Serás aquel; él nunca recordado.


No sé, tal vez usted interprete este vulgar poema y me confirme a mi mismo todo aquello que no soy.
Yo soy un nombre sin nombre, pero que nace al ser nombrado, como me nací ayer en sus palabras, en el quiebre con el dolor cotidiano de fingir ser alguien que no soy, en ese quiebre que me produjo conocerlo.
Quiero contarle una infidencia: hoy me visito mi madre (nombro esta palabra y me hundo en su significado, en una dimensión que encierra todo, sobre todo lo que uno es). Perdón, repito: hoy me visito mi madre y luego de horas de conversación y recorrer tímidamente mis papeles y ver un nombre, me pregunto quien es usted. No pude exclamar: ¿Cómo no lo conoces?, la geografía hace que mi madre habite un lugar a setecientos kilómetros de aquí y a veces creo que como es mi madre debe saberlo todo de mi y me entorno. Error, necesidades distintas, mundos distintos. Yo siento una innata necesidad, además de pretender saberlo todo, conocer. Cuando hablo de “necesidad” hablo de esa gente, como usted, que amplia los limites del alma hasta provocar una pequeña metástasis sensorial, hablo de esa gente que se guarda de lo rutinario tras las solapas de un libro o en los horizontes abiertos a la vida de una hoja blanca, donde escribe alguna endecha o simplemente aquellas personas que contemplan la vida sin cuestionarse la muerte.
Como usted: un ser con sed de saberse ser, un anacoreta de algún dios que no tiene nombre, porque su destino es ser dios y no nombrado o simplemente un símbolo de lo vivido mas lo ausente.
Esta cayendo la noche como el manto de la Verónica; imprevisto, solidario, marcado por su destino rostro/inmortalidad. Esta cayendo la noche y Buenos Aires esconde humildemente todo ruido innecesario, siento tener un destello de felicidad, digo; sucede cuando releo su carta: una radiografía de mí o un absurdo de mí.
No quiero pensarme más allá de hoy, ¿Carpe Diem?, ¿Deposito Revelado? O simplemente otra forma de escaparme?
Mañana sera domingo, un día implacable para el ejercicio del pensamiento gris. Yo me sumo al decir del poeta “escribo en el momento exacto en que miles de personas en el mundo, elijen la muerte con fin de un domingo a la tarde”.
Es un placer conocerlo, algo así como un plus leerlo y sentirme nombrado en sus letras.
Atentamente.
R. Z


Cher ami: Je suis très content avec votre réponse, mais il faut dire comme Baudalaire a dit:
(verso del poema Recueillement (*) que Alfonso Reyes para divertir a Victoria Ocampo traducía al lunfardo:

Araca corazón cállate un poco.) Paradójicamente, qué bueno es el idioma de los poetas malditos para encontrar un refugio para las oraciones.

(Les litanies de Satan
O toi, le plus savant et le plus beau des Anges
Dieu trahi par le sort et privé de louanges,
O Satan, prends pitié de ma longue misère!)
Ça suffit
Our revoir!

(*)

RECUEILLEMENT

Sois sage, ô ma Douleur, et tiens-toi plus tranquille.
Tu réclamais le Soir; il descend; le voici:
Une atmosphère obsure enveloppe la ville,
Aux uns portant la paix, aux autres le souci.

Pendant que des mortel la multitude vile,
Sous le fouet du Plaisir, ce bourreau sans merci,
Va cueillir des remords dans la fête servile.
Ma Douleur, donne-moi la main; viens par ici.

Loin d'eux. Vois se pencher les défuntes Annés,
Sur le balcons du ciel, en robes surannées;
Surgir du fond des eaux le Regret souriant;

Le soleil moribond s'endormir sous une arche,
Et, comme un long linceul trainant à l'Orient,
Entends, ma chere,entends la douce Nuit qui marche.

"Araca corazón cállate un poco, (*)
me mangás la noche y aquí la tenés,
un tufo negro se afana la ciudad
y a unos nos trae paz y a otros, sólo quilombos.
Mientras que muchos -con o sin bombo- a Chacarita,
va la chusma, bajo el rebenque del placer, ese verdugo
sin un cacho de piedad,
y va por los morlacos de la partusa.
Ché dolor, dame una mano, rajá de acá.
Aléjate, juná todos esos años de velorio,
en el balcón del que te dije, vestidos de jolgorio
como surgen del fondo de las aguas del Riachuelo.
En un arco de la recova Febo espicha sin desvelos
y con un negro poncho viene la otra con la escoba;
Che parca, escucha esta milonga que se nos vá.

El primer verso lo encontró Alfonso Reyes. El resto no tuve más remedio que salir a buscarlos.
M. S


Estimado M. S. : demás esta decirle que agradezco la atención de dar respuesta a mis correspondencias. Bella la sucesión de versos que suceden al de Alfonso Reyes, tan bella como la generación de poetas malditos con su imperiosa necesidad de encontrar, a través del desprendimiento, un mundo interior único trasladado a un exterior ausente. Pensé verlo hoy en la presentación de la autobiografía de Victoria Ocampo, le confieso que esperaba este relanzamiento con muchas ansias e inocencia.
Recuerdo que la primer parte, presentada hace algunos meses, que reúne EL ARCHIPIELAGO y EL IMPERIO INSULAR, logro cautivarme, logro deslizarme por un tiempo y una época que no conocí y de la que me siento espectador. ¡Qué triste ser espectador! , como deseo haber podido estar frente a Ocampo y decirle: Usted tiene razón en su exclamación tan certera ¡Dios, Dios, como resignarse a vivir en una sublime mediocridad!. La resignación es un heroísmo que no conozco. ¿No es verdad acaso?
Esta presentación fue distinta, tal vez por un factor decisivo incorporado, hablo de un factor humano. Como siempre la delicadeza encantadora que María Esther Vázquez despliega en cada presentación sumado a la presencia de Armani que nos regalo, sin escatimar recursos, una postal encantadora de un tiempo en la vida de Victoria Ocampo. Pero ese factor humano que le hablo fue la presencia de… como decirlo, como explicar algo que me traslado años atrás cuando un amigo me decía; R. si hubieses conocido a esa mujer, hubieses quedado sumamente encantado. Como decirle M., hoy la conocí y sin hablarle, sin animosidad de enfrentarla o simplemente saludarla, quede más que encantado. El sentimiento de una plenitud instantánea me broto del alma al ver y sentir la paz que irradiaba desde un rostro que no me era para nada ajeno, pleno, cargado de esa frescura que sólo la sabiduría regala.
La sentí como un etéreo despliegue de femenina temporalidad expuesto detrás de un escritorio, frente a un micrófono que parecía sediento de ser usurpado por la voz de ella. Usted Ya sabe de quien hablo, no se muestre sorprendido, si, Alicia Jurado. ¿Cómo puede la vida hacerme estos regalos tan mágicos, tan impensados tiempo atrás?, ¿Cómo puedo manejar la perversa sensación de no animarme, de desbordarme por la admiración hacia esta gente que dice tanto tan sabiamente, que recorre tantas vidas en una vida, en sus letras, en su decir? ¿Cómo animarme a escribir si ya lo escribieron todo? Cómo no entender ahora, que no escribieron libros, sino toda una vida, todo un pensamiento que aún hoy sostienen?
Impresionado, cautivado y extrañado por querer ser algo que no se si seré. ¿Espejo?, no sé; ser espejo empieza a desarticularme de mi yo, un juego demasiado sucio tratar de descifrarme.
La exposición de Alicia J. fue anecdótica, humana, sin estridencias, casi como estimo será ella. Recordó sin impureza y con una simpleza cotidiana, los tes a los que asistía invitada por Victoria, una descripción del parque de la Villa Ocampo que me hizo sentir el aroma de los jazmines e invadir mis ojos del profundo azul de la hortensias que circulaban el camino interior del jardín; ¿otra experiencia onírica? ¿O la vivencia de una realidad vivida por otros? Pude ver cada uno de los grandes personajes de la cultura que tomaban el te con Ocampo y esa exagerada facilidad de Alicia de trasladarte hasta ese exacto momento.
¡Qué enorme placer viví M. !, ¡qué agradecido estoy!
Salí de la presentación con la certeza de haber vivido por unos breves instantes una época que no volverá a suceder, aunque la historia sea cíclica los hechos que la conforman son únicos. Espero sus noticias, como espero que usted se encuentre bien.
R.Z.

Dear Zanfardini, I wanted to go to the María Esther & husband exposition with Mrs Alicia Jurado comments about V.O.but my boss send me abroad in order to deal some business affairs. As soon as I have time I'll write you for further explanation saying where I am. Best regards M. S (poet & Cook)

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