jueves, 4 de junio de 2009

MARIA ESTHER VAZQUEZ


Entrevistar a Maria E. Vázquez es navegar un universo conducido por una mujer elegante, amable, apacible. Una dama que reflexiona y habla desde el optimismo de una vida cimentada en el amor, la amistad y por sobre todas las cosas los valores humanos.

Hija y nieta única durante mucho tiempo, Maria Esther Vázquez, acumula en su memoria, el recuerdo de una niñez muy bella, rodeada del afecto de su madre y su abuela, en una casa muy grande donde acopiaba travesuras y soltaba risas. Donde hablaba con esos seres invisibles que casi todo niño observa, reflejado, a su mejor amigo.
Educada en una especie de matriarcado (tanto su madre como su abuela enviudaron muy jóvenes) dice que “Fui muy mimada, consentida y al mismo tiempo con muchas responsabilidades en el sentido de que esto se puede hacer pero no se debe hacer por tal o cual cosa. Mi abuela me hizo creer que yo era la persona más linda, graciosa y simpática del mundo y eso me lleno de seguridad en mí misma. Me equivoco cien veces al día por supuesto”

¿Qué cosas le despertaban interés de niña?

Era muy activa, muy imaginativa como todos los chicos que son hijos únicos. Siempre me intereso mucho viajar, conocer, salir y por supuesto la lectura y la música. Mi padrino era un gran músico, le gustaba con pasión la música. Él fue quien me regalo mi primer combinadito con discos de Bach, Mozart y algunos boleros. Te cuento que la Suite Nº 2 yo la sé compás por compás y mira que es larga. A los siete años me mandaron a estudiar al conservatorio y no recuerdo un momento en que yo no haya sabido leer; lo hice desde muy pequeña.
La música me interesaba tanto o más que la literatura, finalmente me decidí por la literatura.

¿Sus primeras lecturas cuales fueron?

Una de mis primeras lecturas fue Dos años de Vacaciones de Julio Verne, un libro poco conocido. La historia es de catorce muchachos muy jóvenes que van en un viaje de vacaciones y quedan en una isla. Esta lectura me resulto tan maravillosa que yo escribí una novelita similar, claro que en vez de ser protagonizada por chicos lo era por chicas.

Termino la primaria a los once y la secundaria a los diez y seis y fue cuando escucho la sentencia de su madre: ““a trabajar o a estudiar, de vaga en casa no”. Con el propósito de seguir sus estudios, a los diez y seis años y con un promedio final muy alto, ingresa a la Facultad de Filosofía y Letras donde la anécdota de un profesor severísimo le hizo poner mucha distancia con la filosofía; “basta que tengas un mal profesor en una materia para que sucedan estas cosas”.
Por influencia de Borges leyó a Espinoza y en cierto modo se enamoro “porque me enamore de un soneto de Borges que se llama así: ESPINOZA. A partir de esto lee mucho acerca de Espinoza, del idealismo y Platón pero reconoce no tener una mente especulativamente filosófica.

Seguramente uno de los acontecimientos más importantes en la vida de esta escritora se inicia cuando comienza a trabajar en la Biblioteca Nacional, cuando esta funcionaba en la calle México 564. Allí comienza a trabajar en el Departamento de Extensión Cultural, que tenia como objetivo dictar cursos de pintura, idiomas, dibujo, historia de la cultura, etc. destinados para obreros y empleados, junto a Jorge L. Borges y José E. Clemente.

¿De qué manera influyo en su vida la relación con Borges y Clemente?

Clemente era y es un hombre de una corrección, de una línea de conducta increíble y Borges ya sabemos lo que era.
La amistad con Borges me abrió las puertas al mundo, esa es la verdad. Por ejemplo; él me llevo a Sur, conocí a Victoria Ocampo y a todo ese pequeño mundo que estaba separado, como si fuera una escalera superior. También por él amplié mis conocimientos de muchos escritores que yo no conocía o conocía muy poco; sobre todo de literatura inglesa.
Viaje con Borges a congresos de literatura muy importantes, recorrimos toda Europa juntos y conocí mucha gente con la cual después seguimos por correspondencia una bella amistad.
Durante un año trabaje en la Biblioteca Nacional. Entonces recibí una beca y me fui a Europa y al regresar retome el trabajo, aunque iba un día si y un día no.

“Cuando uno es joven, yo era una chica más o menos discreta, se abren muchas posibilidades y a mi me recibieron en ese mundo. Recuerdo a Mallea que fue tan generoso conmigo y tantos otros. Lo pase muy bien. Si uno no se divierte en el mundo ¿dónde lo hace? ¿En el más allá? ¿Qué sabemos del más allá?"

¿Cómo llega al periodismo?

Llego también por Borges. A él fue a verlo Eduardo Constantino, un ser excepcional que mucha gente ha olvidado.
Constantino me llevo al periodismo radial. Yo había publicado en esa época un primer cuento en La Nación y , él que era en ese momento Secretario General del diario, me toma como colaboradora de carácter permanente. Tuve muchas secciones, trabaje cuarenta años para el diario.

¿Cuál considera su mejor entrevista y la más difícil?

La más difícil fue la que le hice a Monsieur Trudeau , en Canadá. Yo estaba muy enferma y no lo sabía y tuve un sábado y un domingo para leerme los diez libros de él en la biblioteca. Además él era un hombre muy conflictivo, había grandes problemas entre el Canadá Francés y el ingles, al borde de la guerra civil.
Trudeau que en público era un encanto, en privado era una fiera, seco.En ese momento el tenia problemas personales y tenia una carga emocional muy fuerte sobre sus hombros.
Y recuerdo una entrevista inolvidable que hicimos con mi marido a Vázquez Montalbán, en Italia. Para mi, Montalbán, le hizo la entrevista a Horacio. Salimos los dos de allí con la cabeza por las nubes ya que no recibía a nadie y a nosotros sí.
No contó que a su padre le habían dado empleo en una Banca que se inauguraba en la Argentina; cuando este llego se entero que el Banco había quebrado. ¡Mira vos! Montalbán nos dijo: “si yo hubiese sido argentino, seria Borges”. Nos recibió porque éramos argentinos y a él, nuestro país, le sonaba como el Far West.


Aprendí italiano con los libritos de opera. La primera vez que fui a Europa con una beca, me acuerdo que hablando con un señor mayor este me dijo: “¿pero dónde aprendió usted italiano? Y claro, yo usaba expresiones, palabras antiquísimas, de la época de Carlos III cuando se inaugura la Academia en Roma; porque claro estaba en las operas. Después aprendí los verbos y tuve cierta prudencia en agiornarme digamos.”


¿Cuándo nace Maria Esther Vázquez escritora??

Cuando escribí una obra de teatro en sexto grado, a los once años. Incitada por la maestra y con un argumento totalmente ridículo. Recuerdo que se representó en el colegio, se llamaba algo así como “Tres Amigas”.

¿Pone algún límite a la hora de escribir?

Escribo cuando tengo ganas y tiempo.

¿Considera que con el lenguaje se puede decir todo?

En literatura sí, en la vida se necesitan más cosas. Yo me exijo en cuanto a lo que hago; en mi escritura, por ejemplo, que no exista una coma de más, que este muy bien escrito, que no sea soporífero, que no contenga frases que se agregan para sólo alargar el texto.
Como fundamentalmente soy cuentista, el cuento no necesita ni una coma demás, ese es mi criterio, puedo estar equivocada.
Tampoco escribo rápido. En un cuento la resolución me llevo muchísimo tiempo, todavía vivía Borges y él tampoco la encontraba. Al final la encontré y a él le gusto.
Mis cuentos se van escribiendo lentamente. Uno tiene que escribir para no perder el afecto de lo que esta haciendo, la cercanía con el trabajo.

“Hoy esta de moda la literatura ligada a la religión donde se inventan cosas atroces; Jesucristo teniendo un hijo con Magdalena, escenas de sexo gratuito; esas cosas son para mí tan subalternas. Eso no es literatura, eso es paginas de consumo, ni siquiera popular, populachero. ¿Cuánto dura eso?, da lo mismo escribir esas cosas que poner una fabrica de latitas de tomates"

¿Qué opinión tiene de sus lectores?

Bueno me encanta cuando encuentro a uno. Recuerdo una vez en los Estados Unidos, en una universidad, alguien hizo una lectura de un cuento mío y pidió que hicieran interpretaciones. Después me las mando y casi me muero. Un cuento cuya protagonista era una mujer poderosa y al mismo tiempo desdichada. La historia de esta mujer, los de la universidad, la vieron como un feminismo nocivo, algo así como : ¡Vivan todas las mujeres, mueran todos los hombres!. Yo me quede muerta, el cuento era pseudo-histórico, con un personaje que existió. En mis cuentos siempre pongo alguien que existe o existió.


"Otra anécdota graciosa es la que surge de mi ultimo libro de cuentos “Crónicas del Olvido” donde el protagonista es un acomodador del teatro Colon y puse a un personaje que pasa con su auto y le dice: “¿quiere que lo lleve?”. Al acomodador lo puse con su apellido. Este señor sigue trabajando en el teatro y los amigos del teatro aún le preguntan: Che ¿Quién es el del palco bajo? entonces él le dice “pero no, eso es una ficción”.

Maria Esther Vázquez cree que cada escritor esta escribiendo siempre el mismo cuento, la misma novela, aunque los temas sean diferentes. Si se ES escritor se pone mucho, yo me considero una aspirante a escritora. Considera que uno esta escribiendo, no la misma historia, pero si el mismo libro y los temas son siempre los que le han interesado.
Sin cuestionamientos a la hora de escribir, siente haber soltado más su mano y tener lo que se llama oficio, al que se llega luego de escribir mucho.


No sé si mi literatura mejoro o empeoro, siempre puse el mismo cuidado. Algunas cosas te salen mejor que otras y sobre todo a medida que pasan los años uno va perdiendo soberbia o lo otro: se vuelve un soberbio total. Yo la he perdido, me di cuenta que soy un granito de arena en el medio del Sahara, eso es uno en el mundo"

Presidenta de la Fundación Ocampo es una de las grandes promotoras de eventos culturales y éxito editoriales de la organización.

¿Qué significa para usted la Fundación Victoria Ocampo?

Muchísimo. Empezamos con la Asociación Villa Ocampo y eso era para evitar que se pusiera en marcha un proyecto que desvirtuaba el legado de Victoria Ocampo: Villa Ocampo 2000. Todo fue para tratar de que esa casa fuera un centro de cultura y nada más que eso. Después me di cuenta de que la obra de Victoria Ocampo no esta solamente en esa casa. La bastísima obra que hizo a través de Sur, traducciones, la editorial, etc fueron un puente de doble mano. Imagínate que las generaciones que abarcaban a Vargas Llosa, Fuentes, Octavio Paz se educaban a través de lo que les llegaba de Sur. Aparecía un libro importante en Europa y a los tres meses estaba acá traducido.
Entonces tratamos de seguir la obra de V. Ocampo con una editorial sin fines de lucro, donde cada libro trata de pagar el siguiente, lógicamente también con la colaboración de auspiciantes. Victoria Ocampo empezó sus actividades culturales con tres fortunas que había heredado, nosotros entre todos nos juntábamos ni diez centavos.

Actualmente esta leyendo los cuentos inéditos de Ray Bradbury y una novela de trama pseudo policial. También termino de releer Pasaje a la India, de Foster, libro que la cautiva por el extraordinario estudio de la personalidad humana que tiene.

¿Podría darme una definición de las siguientes personalidades?

Victoria Ocampo: una mujer de excepción. Recién ahora están revalorando su obra. No creo que nadie, en el mundo occidental y en el Siglo XX, ni hombre ni mujer, hayan hecho la obra de difusión de la cultura que ella hizo.
Adolfo Bioy Casares: simpático, buen escritor, afectuoso, cordial. Un hombre que perdió todo el sentido de la vida cuando murió su hija Marta. Adolfo se perdió en un muro de sombras.
Alicia Jurado: la personificación de la plomada moral, no de la moralina. Es el tipo de persona que uno sabe que no va a aceptar ningún acomodo ni enrosque con nadie.
Manuel Mújica Lainez: encantador, una maravilla. ¡Lo quise tanto! Un trabajador incansable y de una ética increíble.
Silvina Bullrich: excelente. En todos los años que la tratamos, ni mi marido ni yo, la pescamos en una mentira, ni siquiera piadosa. Era muy luchadora, siempre trabajo para ganarse el pan, nunca acepto ser mantenida por nadie.
Ernesto Sabato: Bien.
Horacio Armani: lo mejor que me paso en la vida. Además de ser un poeta excepcional, es un hombre envuelto sobre sí mismo que nunca transo con nada ni nadie. No es porque sea su mujer, soy muy buena jueza.

En una mirada hacia atrás, ¿cuál seria su primer recuerdo?

No es muy agradable el primero; es una chiquita que llora desconsoladamente porque tiene otitis.
Luego el vago recuerdo en el cual mi padre me llevo de paseo sólo a mi. Un paseo que para mi resulto infinito, una maravilla.


Maria Esther Vázquez: Nació en Buenos Aires. Periodista y autora de mas de veinte libros que incluyen poética, cuentos, biografías y entrevistas. Entre los premios que ha ganado se destacan: Premio Publicación Fondo Nacional de las Artes, Premio Municipal de Poesía (en dos oportunidades), Premio Comillas, de España, Premio de la Feria Internacional del Libro y el premio Konex 2004 por su biografía sobre Victoria Ocampo “El mundo como destino”

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